Idlib - En Siria, la amenaza de la pandemia de Coronavirus se cierne sobre una realidad devastada por años de guerra, que en la provincia noroccidental de Idlib todavía sigue viviendo una situación perpetua de conflicto armado entre el ejército del gobierno, las tropas rusas y las milicias yihadistas anti-Assad y las unidades militares turcas.
En el valle de Oronte, en los tres pueblos de Knaye, Yacoubieh y Gidaideh - a unos 50 km de Idlib -, cientos de cristianos todavía están presentes junto con los sacerdotes Hanna Jallouf y Luai Bsciarat, ambos franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, que se quedaron para llevar a cabo la obra pastoral en ese territorio todavía sujeto a la dominación de los militantes yihadistas de Tahrir al Sham, opositores del gobierno sirio. En los últimos días, el conflicto militar en la zona ha asumido un nivel de semi-tregua, tanto por las precauciones tomadas por las diversas partes involucradas para evitar el contagio de Covid-19, como sobre todo, por el acuerdo de alto el fuego negociado a principios de marzo entre Rusia y Turquía - fuerzas que, en el campo del conflicto, apoyan al ejército sirio y a las milicias anti-Assad respectivamente -. En las últimas semanas, turcos y rusos acordaron patrullar conjuntamente la autopista M-4, una ruta de comunicación estratégica que sigue controlada por los milicianos yihadistas.
En esta situación de paréntesis temporal, mientras continúan los movimientos tácticos de las tropas en el campo, el padre Hanna Jallouf ha lanzado una petición de solidaridad concreta, que ha sido recogida por la Asociación italiana “Ayudamos a Siria Onlus", y que se implementará en los días de Pascua, para ayudar también los habitantes del valle de Oronte a que puedan percibir "que Cristo también resucitó por ellos y que la Iglesia universal no los abandona". En su carta de petición, publicada por "Ayudamos a Siria", el Padre Hanna describe brevemente el contexto en el que él y el padre Luai Bsciarat continúan llevando a cabo su trabajo pastoral: «Trabajamos en el norte de Siria. Servimos a la comunidad cristiana que se ha quedado aquí, en los pueblos del Oronte. Hay alrededor de 210 familias que pertenecen tanto a la Iglesia Católica como a la Iglesia Armenia Ortodoxa y a la Iglesia Greco Ortodoxa. Somos los únicos religiosos que quedamos de todos los clérigos que estaban en la provincia de Idlib antes de la guerra”. La misión de los dos padres es lleva a ayudar a las familias "para sus diferentes necesidades: comida, electricidad, agua, escolarización para niños". Y la forma de apoyo que han puesto en práctica para la Pascua consistirá en la distribución de 25 euros a cada familia, incluidas “las 35 familias musulmanas que ya reciben ayuda de la Iglesia".
En octubre de 2014 el franciscano Hanna Jallouf, párroco de San José en Knaye había sido secuestrado junto con algunos feligreses por los yihadistas de al-Nusra. En esa ocasión, la retirada tuvo lugar después de que el propio padre Jallouf, para denunciar las expropiaciones y saqueos sufridos en la parroquia por los milicianos, recurriera a la corte islámica, el órgano establecido en el área bajo el control de los islamistas para administrar justicia según la ley islámica. El padre Jallouf, y luego sus feligreses, fueron liberados en pocos días.
Durante la Cuaresma, la Asociación “Ayudamos a Siria” también ha apoyado un proyecto coordinado por el hermano marista Georges Sabe de Aleppo, que consiste en la distribución de refrigeradores y lavadoras a 45 familias desplazadas de la ciudad siria durante el período de los bombardeos, además de ayuda para poder regresar a sus hogares - saqueados durante la guerra - y retomar una vida normal. .
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