ÁFRICA/ETIOPÍA - Los misioneros en tiempos de Covid-19: 'una pequeña y humilde señal del amor de Cristo en la tierra'

Adaba – "Nuestras misiones son numéricamente pequeñas, pero seguimos inmediatamente las indicaciones que nos han dado las instituciones públicas y religiosas con respecto al Covid-19", explica a la Agencia Fides el padre Nicola de Guio, misionero fidei donum, en Adaba, Prefectura Apostólica de Robe. “Desde hace algunas semanas, celebramos solo en la misión Adaba, donde somos residentes, pero ya no podemos ir a las otras dos misiones de Dodola y Kokossa, que están a 25 y 95 km de distancia. Los niños de la casa familiar adyacente al complejo participan en la liturgia diaria, son poco más de una docena. Tratemos de estar lo más cerca posible a esta pequeña realidad de misión que comenzamos a acompañar más de cerca. Tratamos de hacernos sentir presentes a través de algunos contactos telefónicos y así continuamos nuestro compromiso misionero”, comenta el padre Nicola.
“Sentimos una gran preocupación por toda la población que no tiene forma de protegerse y que se encuentra en condiciones muy precarias. En particular, en la Prefectura Apostólica, con el cierre, desde mediados de marzo, de las escuelas que forman parte de la misión y que se financian con el dinero que proviene de la red, no han llegado los ingresos de los 180 empleados que en este período podrían encontrarse sin salario. Un pequeño fondo escolar garantizará los salarios por uno o dos meses. En este momento, todos los misioneros somos conscientes de que somos una pequeña y humilde señal del amor de Cristo en esta tierra".
“Día a día - escribe don Nicola -, se percibe la intensificación de la preocupación y la seriedad de la situación que pesa sobre la escasez y la precariedad del sistema de salud. La gente común, no solo los más pobres, no consigue implementar ciertas medidas preventivas: el ejército y la policía intentan garantizar el cumplimiento de las normas que no se aceptan instintivamente".
El primer caso de contagio en Etiopía fue señalado el 13 de marzo, y tanto el gobierno etíope como la Iglesia Católica están tratando de tomar medidas de prevención adecuadas, pero contextualizándolas al territorio. El encierro en casa es imposible para una población que vive con muy poco, duerme en chozas o cabañas y tiene una tradición que a menudo es solo oral o gestual. Las muertes por inanición serían muchas más que las del virus. La situación, se ve agravada además por la reciente invasión de saltamontes que devastó 200 mil hectáreas de tierra cultivada.






Agenzia Fides
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