Kabul - "En relación con el reciente acuerdo anunciado entre Estados Unidos y los talibanes, sólo puedo casarme con la posición del presidente afgano Ashraf Ghani: en una situación que afecta a un territorio muy concreto, sus autoridades democráticamente constituidas no pueden quedar al margen de una discusión sobre el futuro de ese país. Aunque este diálogo ha dado lugar a un hecho positivo, a saber, la promesa de los talibanes de no apoyar ninguna forma de terrorismo dentro o fuera del país, a cambio de la retirada de las tropas de la OTAN, no es posible tomar decisiones o planificar el futuro de una nación dejando fuera a los que gobiernan el país. El riesgo es que conduzca a un nuevo colonialismo".
Estas fueron las declaraciones que el padre Giuseppe Moretti, misionero en la República Islámica de Afganistán de 1990 a 2015, y primer superior de la "Missio sui iuris" establecida por la Santa Sede en 2002, dio a la Agencia Fides. La reflexión de Barnabita toca los resultados de las conversaciones que tuvieron lugar en Doha, Qatar, entre funcionarios del gobierno de Estados Unidos y el movimiento talibán, pero también las recientes declaraciones sobre una posible retirada de las tropas italianas de Afganistán, en un plazo de 12 meses. A este respecto, dice: "Todavía no está claro, son sólo hipótesis. Pero también es cierto que ha llegado el momento de preguntarnos cuál es la tarea de la presencia italiana en Afganistán. Puedo atestiguar, por haberlo visto durante 15 años con mis propios ojos, que los soldados italianos han hecho un excelente trabajo de preparación de las tropas locales: su contribución está fuera de discusión y debe ser reconocida y alabada. Pero 600-700 soldados solos pueden hacer muy poco en una zona tan complicada, donde todavía hay ataques terroristas de los que los soldados y los policías son los principales objetivos".
Barnabita concluye: "Creo que en esta etapa, la ayuda más importante es preparar una clase política, construir escuelas, hospitales, carreteras y proporcionar oportunidades de empleo. Este es el futuro, y no es tarea de los militares, sino de la democracia y la política. Afganistán sólo puede empezar a caminar por su cuenta si se cumplen dos condiciones: que los talibanes sean sinceros, cuando dicen que abandonarán todas las formas de terrorismo; y que la comunidad internacional y la Unión Europea se comprometan con este camino en su conjunto, impidiendo que cualquier país se apropie individualmente de la presunción de ser un líder, pero apoyando inmediatamente al gobierno democráticamente elegido".
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