La disposición dada por los líderes de la Iglesia, que ofrece grandes signos de esperanza a los fieles católicos en Vietnam, ha sido posible porque en los últimos diez días Vietnam no ha visto aumentar los casos de coronavirus, excepto por dos jóvenes estudiantes que regresaron de Japón donde estaban por razones de estudio, y que tras resultar positivos se aislaron de inmediato. Uno de los países del sudeste asiático que limita con China y, por lo tanto, mucho más cerca que otros del epicentro inicial de la pandemia mundial, puede presumir de un resultado muy satisfactorio: Vietnam ahora tiene un número total de pacientes infectados en todo el país de 270 con un número casi equivalente de personas dadas de alta y, sobre todo, con un saldo cero en cuanto a muertes. Es uno de los pocos países del mundo que puede exhibir este resultado, a pesar de haber sido uno de los primeros en registrar el virus que salió de las fronteras chinas el 23 de enero. Actualmente, casi 70 mil personas están en cuarentena y más de 350 están alojadas en centros especiales de salud. Vietnam, como otros países, ha reportado casos en pacientes que no venían de China pero que contrajeron el virus de otra persona que había visitado Wuhan, como probablemente les sucedió a los dos estudiantes que regresaron de Japón. Sin embargo, el pequeño, pero densamente poblado país asiático, ha implementado medidas de bloqueo muy tempranas que han impedido la propagación del Covid-19: bloqueos selectivos, en parte aún activos, que han llevado al cierre total de áreas o pueblos enteros. Este modelo de "gestión controlada", y también gracias a la responsabilidad de los individuos y al fuerte sentido de responsabilidad de cada individuo hacia toda la comunidad, ha sido seguido por otros países la zona.
En Vietnam, hay más de 6 millones y 300 mil católicos, es decir alrededor del 7% de la población de 95 millones de habitantes.
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