Johannesburgo - En Sudáfrica, la situación se está volviendo cada vez más tensa. Las medidas gubernamentales que requieren el bloqueo debido al Covid-19 evitan que quienes viven con el jornal obtengan alimentos. Las personas más pobres están agotadas. "La situación es dramática tanto para los inmigrantes como para los sudafricanos que viven en las township", explica a la Agencia Fides, el misionero scalabriniano Pablo Velásquez desde Johannesburgo. "Desde hace varias semanas –continua -, el gobierno ha impuesto la cuarentena y las personas acostumbradas a salir a buscar comida se han encontrado sin ningún sustento para ellos y sus familias. Aquí la desesperación se toca con la mano. A mi número personal recibo mensajes casi todos los días de trabajadores inmigrantes desesperados, sin nada que comer. Algunos de ellos son el único recurso económico para su familia que vive en otros países africanos. Entre ellos, hay muchos mozambiqueños que son víctimas de explotación aquí en Sudáfrica ".
Cientos de personas han llegado a las puertas de la parroquia de San Patricio, al sur de Johannesburgo, que el padre Pablo gestiona con sus hermanos de comunidad, para recibir "un paquete de alimentos", es decir, una bolsa con productos alimenticios básicos para sus familias. Solo el lunes, más de 200 hombres y mujeres, en su mayoría inmigrantes africanos, recurrieron a los religiosos. La tensión es palpable. "El gobierno sudafricano excluye a los extranjeros de las ayudas", continúa el padre Pablo. "En nuestra parroquia estamos haciendo todo lo posible para satisfacer las necesidades de estos hermanos nuestros que tienen que romper las medidas restrictivas impuestas por las autoridades para ir a buscar comida", agrega.
Pero los scalabrinianos, también tienen dificultades para encontrar la comida necesaria. "Es triste decirlo, observa el misionero, pero si las cosas continúan así, nunca lo lograremos solo con nuestros recursos. Hasta ahora, ninguna representación consular ha acudido a nosotros para ofrecernos ayuda. Hasta ahora, la comida que se ha distribuido en nuestra Iglesia, ha llegado gracias a las donaciones de nuestros feligreses durante la Cuaresma".
Entre las personas que hacen cola frente a la parroquia, muchos dicen que "es mejor morir de coronavirus que morir de hambre". “hemos escuchado pronunciar esta frase muchas veces”, observa. “El otro día algunos también la pronunciaron frente a los agentes de policía que habían venido a dispersar la fila frente a nuestra iglesia. Al principio, los religiosos también temíamos ser infectados. Ante la desesperación de estas personas, pensamos en las palabras de Jesús: ‘No tengas miedo, soy yo ...’ Entonces, respetando las medidas impuestas por el gobierno, tratamos de dar una mano a cualquiera que nos pida ayuda".
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