Singapur - Llevar misericordia, compasión y el amor de Cristo entre los condenados a muerte es la misión de la hermana Gerarda Fernández, de 81 años, de las Hermanas del Buen Pastor, quien vive y trabaja desde hace 40 años en Singapur. Durante su ministerio pastoral en prisión, acompañó y apoyó a 18 mujeres y hombres en el corredor de la muerte hasta que fueron ejecutados. Para sorpresa de la Iglesia local, la monja católica originaria de Singapur, fue incluida en la lista anual elaborada por la BBC entre las 100 mujeres más influyentes del mundo.
La hermana Gerarda, nacida en 1938, asegura a Fides: “Vengo de una familia en la que los padres me han educado en la fe y han dado a conocer los maravillosos talentos que todos teníamos para la música. Cantamos y tocamos varios instrumentos musicales. En mi familia, tres de los hermanos somos consagrados”.
La compasión de Jesús el Buen Pastor ha marcado su ministerio. En los 40 años que pasó visitando las prisiones, define como un momento “especial” estar cerca de los condenados a muerte en la prisión de Changi en Singapur. “El amor de Dios por nosotros va más allá de toda comprensión: este es el mensaje que les dejamos”, dice.
Hablando de su trabajo, señala: “Todas las personas en el corredor de la muerte se han opuesto a los planes de Dios y han destruido sus vidas. Pero, gracias a la misericordia de Jesús, Dios se hace presente y cambia esta última fase de su vida. Muchos ha experimentado el milagro de la conversión y transformación de su corazón. El Buen Pastor ha encontrado sus ovejas. Tuve el privilegio de estar con ellas en los últimos momentos de su vida terrenal”.
“La llamada de Dios a caminar junto a personas vulnerables me recuerda cada día que Dios nos amó primero”, y les da “la curación y el perdón a través de su amor”. Un asesino, antes de la ejecución, me dijo: “No te preocupes hermana. Sé que Dios me ama. Mañana por la mañana lo veré cara a cara”.
La inspiración para el ministerio pastoral en el corredor de la muerte provino de su hermana, la hermana Susan Chia, quien, en 2005, había seguido al traficante de drogas Van Tuong Nguyen Caleb, quien fue al patíbulo cantando la canción “Amazing Grace”. La hermana Gerarda dice: “Le pregunté al Señor cómo era posible que, en un lugar donde se estaba llevando a cabo una ejecución capital, hubiera tanta paz, incluso alegría. Un sacerdote amigo me dio la respuesta: porque el bien ha triunfado sobre el mal”.
La monja asegura que “detesta la pena de muerte que es cruel, inhumana y viola el derecho a la vida”. “Cada vida es siempre preciosa, incluso cuando se requiere castigo. El castigo y la justicia siempre deben incluir la reeducación y la misericordia. Unimos muchas voces en todo el mundo al pedirles a nuestros líderes que busquen alternativas a la pena de muerte”. Hoy, dice con satisfacción, “nuestra oración fue escuchada: hay una revisión de la pena de muerte en Singapur y varios los condenados recibieron una suspensión de su sentencia”.
Y concluye con una frase de la fundadora de su instituto religioso, las Hermanas de la Caridad del Buen Pastor, la hermana Maria Eufrsia: “Una persona es más preciosa que el mundo entero”.
Publicar un comentario