Niamey - Catorce meses han pasado ya desde que fue secuestrado el misionero de las SMA , Pierluigi Maccalli, quien fue raptado en Níger el 17 de septiembre de 2018 . Su cohermano, el padre Mauro Armanino, envió a Fides la siguiente nota.
“Oración por la liberación de Pier Luigi: Dios Padre nuestro, nos llamas a la libertad ... concédele a tu siervo, esclavizado, que encuentre la libertad”. Con esta oración, -recitada durante las misas en la diócesis de Niamey y en otros lugares-, comenzó la reunión con los catecúmenos del sector de Niamey ayer domingo 17 de noviembre. Se rezó en “el lugar de la memoria”, que recuerda los ataques a las iglesias de Zinder y Niamey del 16 de enero de 2015 a través de una estatua quemada de la Virgen, una cruz rota y una capa de cenizas.
Entre los dos eventos hay una continuidad dramática. Es la misma violencia la que ha perpetrado estos crímenes de odio que reducen al otro a un enemigo que ha de ser eliminado. El día mundial de la tolerancia se celebró el 16 de noviembre. Una palabra ambigua, pero portadora de innumerables consecuencias. En nuestra sociedad de Níger, se ha facilitado la reducción progresiva de los “anticuerpos” que garantizan la “convivencia” en la sociedad.
El secuestro de Pierluigi pone de manifiesto lo que la reacción al semanario satírico Charlie Hebdo había despertado en su tiempo. La mezcla entre lo político, lo ideológico y lo religioso destruyó en una mañana lo que la fe paciente y la tenacidad de las comunidades cristianas habían construido. No se hizo nada para evitarlo y ningún culpable fue llevado a juicio. Después de todo, es la misma impunidad que ha asumido en la violencia que afecta a los más pobres en Níger, Burkina Faso y Malí. Los catecúmenos, reunidos cerca de las cenizas de las iglesias, permanecieron en silencio y atentos. El domingo es el día de la resurrección”.
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