Kabul - Comienza el proceso de paz en Afganistán con un intercambio de prisioneros mientras que los resultados electorales de las elecciones presidenciales del 28 de septiembre siguen siendo inciertos. Ayer 12 de noviembre, el presidente Ashraf Ghani anunció la liberación de tres miembros de los talibanes, Haji Mali Khan, Hafiz Rashid y Anas Haqqani, hermano de Sirajuddin Haqqani, el líder de la red yihadista y número dos del movimiento talibán. Una liberación tiene como condición a su vez la liberación de dos profesores de la Universidad Americana de Afganistán, secuestrados en Kabul en 2016. Son el estadounidense Kevin King, de 63 años, y el australiano Timothy Weeks, de 50.
El intercambio de prisioneros sirve para reiniciar el proceso de negociación con los talibanes, interrumpido el 7 de septiembre pasado cuando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció el fin de las negociaciones justo cuando el acuerdo parecía inminente. Ghani pide a los talibanes que negocien directamente con el gobierno de Kabul y acepten un alto el fuego de al menos un mes.
La próxima liberación de Anas Haqqani, miembro del ala más extremista de los talibanes, ha provocado un acalorado debate en la sociedad civil que se pregunta cuál es el precio de la paz. En las redes sociales, las reacciones son opuestas: algunos elogian el coraje del presidente Ghani, quien en las elecciones del 28 de septiembre solicitó un segundo mandato, mientras que otros denuncian el acuerdo con los terroristas responsables de la muerte de miles de personas.
“El diálogo es doloroso, pero necesario”, explica a Fides Negina Yari, miembro de la organización “Peace House” en Afganistán, una organización que, en sus propias palabras, “reúne a más de 1000 personas en 34 provincias afganas”. Entre ellos están los mensajeros de la paz: “Son en su mayoría estudiantes universitarios que difunden un mensaje de paz y reconciliación social. Lo hacen en las principales ciudades, pero sobre todo en las zonas rurales”. Entre las cuestiones planteadas en estos encuentros está la de “la inclusión de la sociedad civil y de las mujeres en el proceso de paz ya que sin ellas no habrá estabilidad ni reconciliación”. Es un proceso largo que debe abordarse: “Estoy dispuesta a sentarme con los talibanes, aunque hace un mes mataron a mi primo en el camino entre Ghazni y Kabul. Quiero preguntarles: ¿por qué lo hacéis?, ¿cómo construir un Afganistán unido? Pero en el frente político, no hay unidad porque algunos candidatos presidenciales del 28 de septiembre, incluido el primer ministro Abdullah Abdullah, están cuestionando el recuento de los votos mientras se espera el anuncio de los resultados preliminares.
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