Ciudad del Vaticano – Durante los trabajos del Congreso internacional “De la Maximum illud a la Evangelii gaudium”, “sobre la urgencia de la transformación misionera de la Iglesia”, que será clausurado hoy en la Universidad Pontificia Urbaniana, se ha reservado un amplio espacio al tema de los “contextos de misón” en los diferentes continentes, poniendo de relieve los desafios y las esperanzas. A continuación exponemos algunas reflexiones de los muchos relatores que han enriquecido el congreso.
Entre ellos está el prof. Eloy Bueno, de la Facultad de Teología del Norte de España, quién ha puesto de manifiesto que las Iglesias europeas deben recuperar y actualizar el significado de la misión ad gentes, porque esto enriquecerá tanto a la Iglesia como a la misión universal. De tal modo se ayudará a Europa a encontrar su papel en una Iglesia mundial y en un nuevo contexto geopolítico internacional. Esta es una tarea urgente en un momento histórico en el que Europa experimenta una fuerte crisis de identidad y de distanciación del cristianismo.
Por desgracia vivir un estilo de vida genuinamente cristiano se ha convertido en un programa minoritario en Europa, al tiempo que las celebraciones de la Iglesia son vistas solo como un programa cultural - ha explicado el p. Karl Wallner, Director Nacional de las OMP en Austria -, remarcando sus temores de que el tema de una "missio ad gentes" en Europa no sea lo suficientemente fuerte. La disminución en el número de creyentes ya está teniendo un efecto en la misión mundial, con un rápido descenso en las donaciones para las iglesias jóvenes. La recaudación de la Jornada Mundial de las Misiones en Europa en 2008 ascendió a 63 millones de euros, en 2018 solo se recaudaron 40 millones. En el anuncio misionero – ha continuado señalando -, la Iglesia también tiene un problema de modernización y aún no ha llegado a la era digital, todavía no hace pleno uso de la televisión, la radio y las redes sociales.
En la década del 1950, el Canadá francófono mandaba misioneros a todo el mundo, el catolicismo era muy fuerte, se fundaron congregaciones e institutos misioneros canadienses, recuerda el P. Yoland Ouellet, Director Nacional de las OMP del área francófona de Canadá. Ahora estamos viviendo en un mundo secularizado, en un desierto espiritual, marcado por "valores modernos" como el materialismo, individualismo, narcisismo, relativismo, ateísmo. Sin embargo, hay signos de esperanza y grandes desafíos para la Misión en este contexto: en las 28 diócesis francesas de Canadá, hablamos de Misión, para formar discípulos misioneros y comunidades misioneras de discípulos, redescubrimos la naturaleza de la Iglesia, la gracia de nuestro bautismo. El desafío es la conversión de nuestra cultura católica y de las formas de hacer y ver las cosas como nos hemos acostumbrados durante años.
El prof. Pierre Diarra, del Institute Catholique de Paris, Secretario de las OMP en Francia, ha hablado de un África que cambia, que se debate en tensión entre las dificultades y las esperanzas. Además se ha detenido a reflexionar sobre algunos desafíos misioneros a los que hayq ue hacer frente, tanto teológicos como socioculturales, en relación con la pobreza, el gobierno, el diálogo de salvación, insistiendo en la aceptación del Evangelio y de la fraternidad en Cristo, lo que supone la cformación de todos, el compromiso con los necesitados y la valorización de la misión garantizada por las mujeres.
En la mayoría de los países africanos, la situación de la misión es similar, con pocas particularidades, ha explicado la profesora Florence Oso, del Department of Theology, Major Seminary, Bodija, Ibadan, Nigeria. La misión se lleva a cabo en el contexto de comunidades en las que algunos han conocido a Cristo y necesitan una comprensión más profunda, mientras que otros nunca lo han conocido, y esto requiere la missio ad gentes. Entonces, la misión de la Iglesia en África hoy es tanto la de sostener la fe como la de establecerla. Es innegable que la Iglesia en África se ha enfrentado a desafíos en varios sectores y estos han frenado el progreso de su misión evangelizadora. Al analizar los desafíos que ponen a prueba la misión en África, la profesora ha citado el etnocentrismo, la crisis etnopolítica, l acrisis económica/pobreza, presiones externas/globalización, sincretismo, pentecostalismo y otras sectas religiosas, terrorismo/secuestros, guerras entre tribus, conflictos religiosos, migraciones...
El prof. Clarence Sandanaraj Davedassan, del Catholic Research Centre de Kuala Lumpur, en Malasia ha recordado que la población asiática está compuesta por casi el 60 por ciento de la población mundial, y casi el 13 por ciento de esta población es cristiana. Asia no es solo el lugar donde nació Jesús y la Iglesia, sino también el lugar donde nació la mayor cantidad de religiones mundiales. Las realidades diferentes y complejas de Asia ofrecen oportunidades y desafíos, pero la llamado de la Iglesia a "salir y evangelizar" se renueva en la vida de la Iglesia, por lo tanto, Asia, con su pluralidad de religiones y tradiciones, puede ofrecer a la Iglesia universal un paradigma diferente en la reflexión sobre esta llamada.
El principal desafío en Asia es evangelizar a los laicos, quienes representan la herramienta más efectiva para la evangelización del mundo. Así lo ha afirmado el Dr. Manoj Sunny, Director Internacional para la formación Jesus Youth, ex Coordinador de la Fraternidad de los movimientos eclesiales en Asia, quien ha dicho que es necesario centrarse en la evangelización de Asia, considerando la creciente economía del continente, el rápido crecimiento de China e India y la gran cantidad de migraciones de Asia a diferentes partes del mundo, ya sea de estudiantes, trabajadores, familias o refugiados. El fenómeno generalizado de la migración, el deslumbrante mundo de los medios y la tecnología, que afecta en particular a los niños, adolescentes y jóvenes, plantea nuevos desafíos para el sector misionero. Recordando que todos los bautizados son "agentes de evangelización", la atención debe centrarse en la formación de discípulos misioneros, para contar la historia de Jesús en Asia, donde comenzó todo.
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