Bogotá – “Pedimos encarecidamente a las autoridades de Managua, que ordenen inmediatamente el cese de las agresiones y la violación a los derechos fundamentales, y solicitamos a todos los responsables de estos hechos que modifiquen estas conductas. A la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias, organizaciones religiosas, organismos internacionales, les pedimos sus mejores oficios para que en Nicaragua prime la democracia”. Este ha sido el llamado de la Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano expresando su solidaridad al pueblo nicaraguense, lanzado al término de la reunión sobre renovación y reestructuración de la organización internacional, que se ha celebrado en Bogotá de del 19 al 21 de noviembre.
La cercanía del CELAM a los pueblos latinoamericanos de los países hermanos que están atravesando una grave inestabilidad política y social, ha sido expresada en un mensaje dirigido “al pueblo de Dios y a las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe”, con el título “Caminar juntos por la paz de nuestros pueblos” , al que se suma este comunicado dirigido de forma particular a Nicaragua, tras los últimos episodios de represión y violencia contra la Iglesia.
“Queremos solidarizarnos de manera particular con la Conferencia Episcopal Nicaragüense –se lee en el comunicado del CELAM del 21 de noviembre -, y con el Señor Cardenal Leopoldo José Brenes, quien debiendo estar con nosotros como segundo vicepresidente del CELAM, decidió permanecer en su país, para estar cerca de su pueblo; y en particular, con el P. Edwin Roman y todas las madres de familia, que ayunan en Masaya con el fin de solicitar que sus hijos, sean liberados. Condenamos la toma de la Catedral de Managua, que ya fue desalojada y las agresiones en contra del P. Rodolfo López y la Hna. Arelys Guzmán, así como el asedio sufrido a algunas Parroquias” .
La Presidencia del CELAM se une a la Conferencia Episcopal Nicaragüense, “orando y pidiendo por la paz en Nicaragua, contrarrestando el odio con el amor que sube a la cruz, pidiendo entrañas de misericordia y un corazón justo para discernir los designios del Señor en medio de la crisis del país”.
El comunicado termina con esta exhortación: “Que el Señor de la paz, junto con su madre Maria, que nos invitan a defender la vida y los derechos de las personas amenazadas e injusticiadas que han sufrido la persecución, nos impulsen solidariamente como comunidad eclesial a vivir radicalmente nuestro compromiso de Fe”
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