AMÉRICA/COLOMBIA - El testimonio de vida de la hna. Johana, primera religiosa fallecida por coronavirus en Colombia

Cartagena - “Vivir una oración permanente era una de las características de Johana, esto estaba profundamente arraigado en ella, muchas veces también nos recordaba a nosotras más ancianas que rezásemos más, y así lo hacíamos": con estas palabras la Hermana María José Alamar, superiora de la Comunidad de las Franciscanas de la Inmaculada Concepción recuerda a su hermana de comunidad, la hermana Johana Rivera Ramos, de 33 años, la primera religiosa que murió en Colombia por coronavirus el 27 de marzo.
El 14 de marzo, la hermana Maria Josè, junto con la hermana Johana y otra religiosa, siguiendo las indicaciones de la cuarentena preventiva, fueron aisladas en su hogar ubicado en el barrio de Santa Lucía de Cartagena. El 15 de marzo, la hermana Johana mostró signos de amigdalitis leve, luego complicada por neumonía, que se convirtió en edema pulmonar, hasta la inesperada muerte que conmocionó a las religiosas.
Como recuerda la hermana María José, en el testimonio emitido por la Conferencia Episcopal de Colombia recibida en Fides, la hermana Johana nació en San Martín de Loba, un municipio en el sur del departamento de Bolívar, el 10 de enero de hace 33 años. Formaba parte de una familia humilde y muy católica. Antes de ingresar a la vida religiosa había estudiado derecho en la Universidad Popular de Cesar y teología en el seminario provincial de San Carlos Borromeo. En 2010 se acercó a la Comunidad de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción y en 2012 hizo sus primeros votos. Luego fue enviada a Perú, donde trabajó con una comunidad de niños sordos en Cusco, luego fue a Lima. En 2019 había regresado a Cartagena. Desde entonces, se dedicaba, en el municipio de Arjona, a la catequesis con niños y ancianos. Como recuerda la hermana María José, estaba por comenzar un aula de apoyo pedagógico y el fortalecimiento de los niños, ya tenía todo el equipo para comenzar el proyecto. La religiosa también estaba muy vinculada a la arquidiócesis de Cartagena, donde colaboraba con la pastoral juvenil y familiar.
La Hermana María José recuerda que el 25 de marzo, la Hermana Johana debería haber hecho su profesión perpetua, "desafortunadamente esto no sucedió, pero estamos seguros de que desde el cielo hizo los votos perpetuos ante el Señor". “Siempre será recordada – concluye -, como una persona muy sonriente, una luchadora, que dio alma, vida y corazón. La vamos a extrañar, pero también los niños, jóvenes y familias que veían en ella un gran testimonio de la vida".



Agenzia Fides
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