VATICANO - El arzobispo Rugambwa: “La liberación del padre Maccalli, semilla de paz y signo de esperanza para la misión de la Iglesia”

Ciudad del Vaticano – “La liberación del padre Pierluigi Maccalli, misionero de la Sociedad para las Misiones Africanas, que ha tenido lugar este mes de octubre, tradicionalmente dedicado a la misión, y con vistas a la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones, es un gran signo de esperanza para todos nosotros, para África y para la Iglesia universal. Es el signo y el testimonio visible de que la gracia de Cristo obra y hoy restaura la esperanza, en situaciones marcadas por la violencia, el conflicto, la pandemia. El comunicado nos muestra que la gracia de Cristo es más fuerte que cualquier dificultad y debemos confiar siempre en él”: con estas palabras, comunicadas a la Agencia Fides, Mons. Protase Rugambwa, Arzobispo oriundo de Tanzania, Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, comenta la noticia de la liberación del misionero italiano Pierluigi Maccalli, SMA, que había sido secuestrado en Níger el 17 de septiembre de 2018.
El arzobispo dice a la Agencia Fides: “Estamos muy contentos y hemos transmitido nuestra alegría a la Congregación de la SMA y a las Iglesias locales. Este evento que, por voluntad de Dios, ha tenido un feliz desenlace, nos recuerda que los misioneros siempre están cerca de la gente, no huyen incluso en situaciones difíciles, y dan la vida por el Evangelio. Los misioneros que trabajan en muchas partes del mundo, a menudo aislados u olvidados, como el padre Maccalli, han 'dejado su tierra', han dejado su patria por tierras lejanas, en nombre de Cristo. Se marcharon para quedarse. Salir y quedarse son los dos verbos que indican la doble dinámica de la vida misionera. Ambas acciones no tienen origen humano, no son el resultado de un esfuerzo o intención personal: los misioneros se van porque la fuerza que los guía es una fuerza que viene de arriba, es el Espíritu de Dios. Y luego se quedan, incluso en los contextos más difíciles, no por sus ideas ni su determinación, sino animados y apoyados por la gracia de Dios, la caridad de Cristo los impulsa, genera su entrega y resiliencia, y puede acompañarlos, en algunos casos, al don supremo, el de la vida misma: el martirio, que es un don de Dios. El amor de Dios es más grande que cualquier dificultad y obstáculo. Ésta es la lección que nos deja la historia del padre Pierluigi”.
“Ahora esperamos - concluye Mons. Rugambwa - que esta liberación sea un paso adelante que vuelva a poner en auge el diálogo y sea una semilla para promover la paz, la reconciliación y la fraternidad en la zona del Sahel, atormentada por la violencia, y en todo el Continente africano, donde todavía hay muchos puntos de conflicto y violencia, que generan tanto sufrimiento. Esperamos y rezamos para que se registre un resultado feliz similar para todos los demás casos de secuestros, en África y en otras partes del mundo, que causan tanto dolor y aprehensión a familias inocentes. Cuando ocurren, episodios dolorosos cómo un secuestro u otras violencias pueden provocar miedo o desánimo. Pero hoy, gracias a Dios, renace la esperanza”.



Agenzia Fides
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