Bkerké - El Sínodo anual de los obispos maronitas ha comenzado bajo el silencio y la “metanoia”, entendida como conversión personal y comunitaria. El miércoles 21 de octubre, los obispos maronitas se reunieron en la sede patriarcal de Bkerké, bajo la presidencia del Patriarca Bechara Boutros Rai, para participar en la asamblea que representa el momento más importante para compartir y planificar a nivel sinodal de cada año en vista de la labor pastoral que debe realizar la Iglesia Maronita en los próximos 12 meses. Como ya es tradición, los primeros días de la asamblea, hasta el próximo sábado, tienen el carácter de retiro espiritual, que este año tendrá una connotación fuertemente penitencial: “se tratará - subrayó el Patriarca Rai en su discurso de apertura – de poner nuestras propias conciencias de obispos bajo la mirada de Cristo Señor, Supremo Sacerdote y Buen Pastor, para que cada uno de nosotros pueda leer su vida, sus acciones y el ejercicio de la autoridad pastoral a la luz del ejemplo que nos da la misma persona que Jesucristo”. En la jornada inaugural, los obispos maronitas rezaron juntos el Rosario “por la salvación del Líbano y del mundo”, retransmitido en directo por la emisora de televisión Noursat: El sábado por la mañana está prevista una celebración penitencial, con la bendición del crisma como signo de comunión entre los obispos.
Con el acto de reconciliación - subrayó el Patriarca maronita - todos los obispos podrán pedir el apoyo de la gracia divina para su vida y su ministerio pastoral, reconociendo que “con nuestros pecados personales abusamos no solo de Dios, sino también de la Iglesia y de la comunidad. Y cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, nos reconciliamos con Dios y con la comunidad”.
A partir del próximo lunes, tras las jornadas de retiro espiritual, el Sínodo abordará los temas pastorales, eclesiales y administrativos de la agenda, tocando sobre los ámbitos de su competencia específica las emergencias sociales, económicas y políticas que en esta etapa histórica, pesan dramáticamente sobre toda la nación libanesa, en medio de crisis institucionales, pandemias y episodios trágicos como la explosión que devastó el puerto de Beirut el 4 de agosto. Una situación agravada por la inacción de la clase política y los líderes institucionales, que los obispos maronitas abordarán la próxima semana también a través de una mejora de los servicios de caridad y asistencia social que ya han iniciado, en beneficio de toda la población.
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