ASIA/IRAK - En Mosul, jóvenes musulmanes restauran la iglesia de Mar Toma. Pero el “regreso” de los cristianos sigue siendo escaso

Mosul - Los jóvenes de Mosul que en los últimos días han participado en la limpieza y restauración de la iglesia católica siria de Mar Toma son en su mayoría musulmanes. La iniciativa, llevada a cabo por la organización no gubernamental “Sawaed Mosuliya”, ha permitido retirar los escombros que aún atestaban en el interior y el exterior del lugar de culto, tras la devastación sufrida en los años en que Mosul estuvo bajo el control de milicias yihadistas del Estado Islámico .
Mosul, recuperada del control de las milicias yihadistas en septiembre de 2017, está en el centro de varios proyectos de reurbanización patrocinados por organizaciones internacionales, incluidas la ONU y la Unión Europea, y también destinados a restaurar monumentos y lugares de culto dañados para tratar de revitalizar la identidad plural, multiétnica y multirreligiosa de la ciudad del norte de Irak.
Después de los años de ocupación yihadista de Mosul, y más de un año y medio después de su liberación, la iglesia de Santo Tomás, todavía abarrotada de escombros, acogió una “Misa por la paz” el jueves 28 de febrero de 2019 celebrada por el arzobispo católico sirio Boutros Moshi. La reconstrucción del lugar de culto cristiano, severamente dañado, pero no destruido durante la ocupación yihadista, forma parte del programa de reurbanización de monumentos, iglesias y mezquitas puesto en la agenda de la UNESCO, y financiado principalmente gracias a una contribución de 50 millones de dólares prometidos por los Emiratos Árabes Unidos.
El sacerdote sirio católico Raed Adel, entrevistado por la emisora ​​A24 News Agency, ha elogiado la generosidad de los jóvenes musulmanes que trabajan codo con codo en Mosul para intentar dar un nuevo impulso a la ciudad y también convencer a los cristianos que huyeron durante la ocupación yihadista que pueden regresar a sus hogares.
En los últimos años, el regreso de los desplazados cristianos a Mosul y a sus zonas de tradicional asentamiento, históricamente concentradas en la llanura de Nínive, siempre ha sido identificado como una prioridad por las autoridades iraquíes, tanto a nivel nacional como local. Pero ya incluso antes del estallido de la emergencia sanitaria vinculada a la pandemia Covid-19, diversas investigaciones sobre los procesos de contra-éxodo documentaron por unanimidad lo bajo que es el número de refugiados cristianos que regresan a sus hogares en Mosul y a la provincia de Nínive después del fin de la ocupación yihadista.



Agenzia Fides
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