Astana - El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y el Centro Kazajo para el Desarrollo del Diálogo Interreligioso e Inter-civil 'Nursultan Nazarbayev' han firmado un Memorando de Entendimiento que “abrirá nuevas oportunidades y caminos más prometedores para implementar proyectos comunes, promover el respeto y el conocimiento entre los representantes de las distintas religiones”. Así se desprende de una nota enviada a la Agencia Fides por la Conferencia de Obispos de Kazajstán.
La firma, que tuvo lugar el 15 de octubre, se realizó durante una videoconferencia a la que asistieron el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, cardenal Miguel Angel Ayuso Gixot, desde la Ciudad del Vaticano, y el embajador Altai Abibullaev, presidente del consejo de administración del NJSC, de la capital de Kazajstán, Nur-Sultan. También estuvieron presentes los representantes de la Iglesia Católica en Kazajstán: el Nuncio Apostólico Mons. Francis Assisi Chullikatt, el Secretario General de la Conferencia Episcopal de Kazajstán Mons. Athanasius Schneider, el Secretario de la Nunciatura Apostólica en Kazajstán P. Przemyslaw August Lewinski, y el responsable de prensa de la Conferencia Episcopal Piotr Pytlovani.
Como se informa en el comunicado enviado a la Agencia Fides, “las partes subrayaron la importancia de este paso en el desarrollo de las relaciones amistosas e institucionales entre el Vaticano y Kazajstán, recordando la importancia de promover el diálogo interreligioso con iniciativas como los Congresos de los líderes de religiones tradicionales y mundiales, organizadas cada tres años por el gobierno kazajo”.
Fue el 17 de octubre de 1992 cuando el Papa Juan Pablo II emitió el escrito “Partes Nostras”, documento con el que estableció la Nunciatura Apostólica del estado kazajo. La fecha marcó el inicio de un camino de conocimiento mutuo y de colaboración: así lo testimonia las tres visitas oficiales del ex presidente Nursultan Nazarbayev al Vaticano , pero sobre todo la visita pastoral de Juan Pablo II en Kazajstán en septiembre de 2001.
En esa ocasión, durante un encuentro en la Universidad Euroasiática de Astana, el Papa Wojtyla describió Kazajstán como “una tierra de encuentro, de intercambio, de novedad; una tierra que despierta en todos el interés por nuevos descubrimientos y nos lleva a vivir las diferencias no como una amenaza, sino como un enriquecimiento”.
Desde el logro de la independencia de la Unión Soviética, la libertad de religión y el diálogo interreligioso han sido uno de los pilares de la política kazaja. Nursultan Nazarbayev, al frente del país desde 1990 hasta 2019, siempre ha favorecido la libertad de religión como instrumento de armonía y “unidad en la diversidad”, convirtiéndola, a lo largo de los años, en uno de los buques insignia de su política. De hecho, inmediatamente después de la disolución de la Unión Soviética, la crisis económica y el deterioro de las instituciones estatales podrían haber sido un catalizador de un conflicto interétnico, como sucedió, por ejemplo, en el vecino Tayikistán. “Kazajstán, en cambio, logró desviar este panorama nefasto mediante una política con visión de futuro que vio la imposición de dos 'cultos': uno público y dominante, vinculado a la fidelidad al Estado, a la ley y a la personalidad de Nazarbaev; y uno privado, muy relacionada con la religión y la etnia”, explica a la Agencia Fides Giannicola Saldutti, investigador asociado al Instituto de Estudios Avanzados en Geopolítica y Ciencias Auxiliares, con sede en Roma. Este modelo, que se ha vuelto a proponer a lo largo de los años para responder a la necesidad de controlar el crecimiento de los grupos fundamentalistas islámicos, parece haber sido adoptado plenamente por el sucesor de Nazarbayev, Kassym-Jomart Tokayev, como lo confirma el memorando de entendimiento con el Vaticano.
En Kazajstán coexisten comunidades de diferentes nacionalidades y confesiones religiosas: según datos oficiales proporcionados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Kazajstán, de 17 millones de habitantes, el 70% son musulmanes, aproximadamente el 26% son cristianos, el 1% de los cuales son de fe católica.
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