Hue - Expresar solidaridad y empatía con los desplazados, llevar consuelo, esperanza y ayuda material: con este espíritu, una delegación de la Conferencia Episcopal de Vietnam ha visitado varias zonas del centro de Vietnam, afectadas por las recientes inundaciones. “Hemos rezado por las personas junto con los afectados, instándoles a ser resilientes en estos tiempos de sufrimiento”, dice en una nota enviada a la Agencia Fides, el obispo Paul Nguyèn Thai Hop, de la diócesis de Hà Tinh, quien ha tratado de lleva su afecto y solidaridad a las familias en dificultad en la parroquia de Luong Van, en la archidiócesis de Hue. El 21 de octubre, la delegación de obispos visitó las parroquias de My Chanh y Trung Quan en la misma arquidiócesis. “Esto es verdaderamente un milagro para nuestra parroquia”, ha dicho el párroco de My Chanh, dando la bienvenida a una delegación de obispos que se han mostrado premurosos, solidarios y portadores de consuelo espiritual.
El obispo de Da Nang, Mons. Joseph Dang Duc Ngan, ha afirmado que “las lágrimas vertidas no son por dolor, sufrimiento y pérdida, sino por la alegría y felicidad de los niños, que se sienten amados por sus padres y por quienes entregan ayuda humanitaria con cariño y comprensión”. Religiosos y religiosas han acompañado a los obispos que han consolado a las familias afectadas.
La delegación se ha trasladado luego en pequeñas embarcaciones, que oscilan sobre la extensión de agua que cubre regiones enteras, para llegar a los hermanos y hermanas de la parroquia de Trung Quan, en la diócesis de Ha Tinh, aunque en condiciones climáticas bastante adversas, con lluvia y frío.
Después de las fuertes inundaciones del 16 de octubre, el agua sigue cubriendo varias regiones del centro de Vietnam, llegando hasta el techo de las casas. La gente de aquí todavía está en estado de shock porque la inundación ha sido muy rápida y nunca habían sufrido una inundación tan terrible.
El padre Quan Trung Quan explica: “Viendo la situación, en medio de la noche, oyendo gritos de auxilio, envié apresuradamente a los jóvenes del pueblo a salvar a las familias, llevándolos a la iglesia a buscar refugio”. Entre los lugares más altos, aún practicables se encuentran la iglesia, la Casa de la Cultura, un centro comunitario y una escuela infantil. Las religiosas también han relatado la trágica situación ya que la inundación arrasó con todo, y la gente de repente se encontró sin ropa, sin comida, sin hogar. La gente está agradecida a los donantes que han mandado paquetes de arroz y ayuda para combatir el hambre en estos días difíciles.
Al escuchar a la gente y viendo la situación, Mons. Emmanuel Nguyên Hong Son, obispo de Bà Ria, hablando en nombre de todos los obispos vietnamitas, ha tratado de animar a la gente con palabras sinceras, diciendo: “En el sufrimiento, tengan confianza, resistan. Confien en amor del Señor que nunca abandona. Oramos para que la bendición de Dios continúe derramándose en los corazones de muchos bienhechores, que comparten sus bienes, para ayudar a reconstruir el futuro. Dios les ama, les ama mucho y los fieles en Vietnam y otras partes del mundo ofrecen fervientes oraciones a Dios por ustedes y hacen gestos de caridad fraterna para ayudarles”.
Actualmente, 105 personas han muerto por las inundaciones y deslizamientos de tierra causados por semanas de fuertes lluvias y 27 personas están desaparecidas. Según los medios, más de cinco millones se han visto desplazados tras las inundaciones que han sumergido más de 178.000 viviendas y casi 7.000 hectáreas de cultivos.
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