Bagdad – La anunciada visita apostólica del Papa Francisco a Irak será una ocasión providencial para que los cristianos iraquíes y todo Oriente Medio hagan una “peregrinación” de conversión y un “regreso a nuestras primeras fuentes”, para anunciar con más entusiasmo la salvación prometida en el Evangelio, para beneficio de todos. Por eso todos debemos estar atentos para que esta circunstancia propicia no pase “sin dejar huella en nosotros, en nuestra Iglesia y en nuestro país”. Así lo escribe el cardenal Louis Raphael Sako, patriarca de Babilonia de los caldeos, en un mensaje dirigido “a los cristianos y a todos los iraquíes” con motivo de la visita que el Papa Francisco pretende realizar a Irak del 5 al 8 de marzo de 2021 .
El mensaje del Patriarca caldeo, recibido también a la Agencia Fides, contiene valiosas sugerencias para vivir la visita del Papa para que “la Iglesia vuelva con más entusiasmo a la radicalidad espiritual evangélica, y más cercana a las personas, sirviéndolas con generosidad y alegría con todos los medios, siguiendo el ejemplo de nuestros Padres, nuestros santos y nuestros mártires”. El cardenal Sako reconoce que “nuestra Iglesia caldea y las demás Iglesias hermanas en Irak y Oriente Medio están experimentando diferentes presiones y desafíos, políticos, económicos y sociales, debido a los conflictos, el extremismo, la emigración, las consecuencias de la pandemia del coronavirus”.
Las tribulaciones y problemas afrontados - señala el Patriarca caldeo – han entristecido los corazones y nublado la mirada de muchos. Pero incluso en esta situación - observa el cardenal Sako - en lugar de volver a caer en el victimismo y en la queja, es mejor aprovechar todo lo que favorece el “retorno a las fuentes” de la fe. Sólo “recurriendo a las fuentes, y no a las corrientes”, confiesa el Patriarca, podemos redescubrir que “nuestra existencia como cristianos en Irak y en Oriente no es casualidad”, y no tiene como destino fatal el éxodo de la emigración, sino que se realiza en la historia “según un plan divino; tenemos una vocación y una misión. No podemos renunciar a ella, a pesar de las dificultades. Como pastores, debemos comprender continuamente la situación actual, con la mente abierta”.
Proclamar el Evangelio, dar cuenta de la propia esperanza en las circunstancias del tiempo presente y “permanecer anclados en nuestra autenticidad oriental”, es la misión propia a la que están llamados los cristianos de Oriente Medio. El Patriarca Sako reconoce que quienes abrazan esta vocación también pueden ser llevados a cambiar los modos y caminos utilizados para compartir el anuncio de la salvación: “Viviendo en el siglo XXI”, se lee en el mensaje del Cardenal Sako, “debemos comprender la importancia de revisar y cambiar el camino de nuestra reflexión teológica y espiritual, litúrgica y pastoral, ecuménica y pedagógica, y también nuestro comportamiento como creyentes, como servidores consagrados llamados por el Señor a pastorear su rebaño de manera armoniosa, alejados de conceptos erróneos y de la búsqueda del dominio y del prestigio”.
Este horizonte misionero, según el Patriarca Sako, es el único marco adecuado en el que deben situarse las preguntas sobre el presente y el futuro de las comunidades cristianas en Irak y en todo Oriente Medio, incluida la tentación del éxodo y la búsqueda de razones y de la fuerza para permanecer: “Esta - reza el mensaje patriarcal - es nuestra tierra, no podemos renunciar a ella, ni podemos imaginarla sin sus cristianos”. Y los cristianos de Oriente Medio sólo pueden “permanecer” en la tierra de sus padres redescubriendo su destino común con sus compatriotas, sin separar su propio camino del camino común de reconciliación y curación de las heridas compartidas.
Lo que más quiere el Patriarca Sako es la Iglesia “del diálogo ecuménico con las Iglesias hermanas”, la “Iglesia de la convivencia y el diálogo con las religiones, especialmente con el islam”. La Iglesia “que se ocupa de los asuntos públicos, para apoyar con firmeza las legítimas expectativas del pueblo para eliminar la injusticia”. También en este Oriente Medio atormentado de nuestro tiempo - concluye el Patriarca caldeo Sako en su mensaje - los cristianos pueden permanecer “como signo de la presencia del amor de Cristo, la fraternidad universal y la convivencia”.
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