Addis Abeba - Desde el 4 de noviembre, fecha del inicio de las operaciones militares en Tigray, no hay información cierta sobre las condiciones del obispo católico Tesfaselassie Medhin y de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas de la Eparquía de Adigrat. Fuentes locales informan de ello a la Agencia Fides, que no oculta la creciente preocupación por el continuo silencio sobre la suerte de “Abune” Tesfaselassie, del clero y de las personas consagradas. Son unas cien personas, pertenecientes a diez órdenes masculinas y femeninas, que animan la vida eclesial en la diócesis católica de rito oriental que incluye todo el Tigray. La única comunicación reciente, indirecta pero atribuible al Obispo es la carta enviada a algunos colaboradores, que se remonta al pasado 23 de noviembre. En la carta, Abune Medhin se refirió a la difícil situación humanitaria en Tigray, donde faltan medicinas, alimentos, combustible y todos los demás bienes de primera necesidad.
El conflicto en la región norteña de Tigray en Etiopía entre el gobierno federal y la administración local ha causado hasta ahora más de 50.000 refugiados en Sudán, que según Naciones Unidas podrían llegar a duplicarse a finales de diciembre. Casi 900.000 personas, en su mayoría niños menores de 11 años, se encuentran en condiciones graves desde el punto de vista de la alimentación y la salud.
En este contexto, se ha impuesto un bloqueo de comunicaciones, lo que hace casi imposible verificar la veracidad de la información proporcionada por ambas partes. Según fuentes locales, el ejército etíope tiene actualmente el control de varias ciudades cercanas a la frontera con Eritrea, incluidas Dansha y Shire. Diplomáticos, funcionarios de seguridad regional y trabajadores humanitarios dicen que los combates se están extendiendo en la parte noroeste del país, a lo largo de la frontera de Tigray y Amhara, que apoya al gobierno de Addis Abeba, y cerca de la frontera con Sudán y Eritrea. “La situación se está descontrolando con un impacto aterrador sobre la población civil y existe una necesidad urgente de monitoreo externo”, ha declarado el Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
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