Tapachula – Mons. Jaime Calderón, obispo de Tapachula, México, ha instado a las autoridades gubernamentales a no reprimir el derecho a la movilidad de los migrantes. Lo ha dicho públicamente el pasado domingo 27 de diciembre, pero su posición ha sido relanzada por la prensa diocesana solo cuando se ha sabido la noticia de que una nueva caravana de migrantes de Honduras había llegado a la frontera con México.
Mons. Calderón ha explicado que este fenómeno se ha acentuado a raíz de los fenómenos naturales que han destruido miles de viviendas en Centroamérica, agregando que existe un derecho fundamental de las personas a encontrar un mejor lugar para vivir, la tarea de los estados no es imponerse violando los derechos de las personas, aunque ha reconocido que esta es una realidad muy compleja.
Mons. Calderón ha reiterado que “la Iglesia vive con una actitud samaritana de dar la mano a quien la necesita” y ha subrayado que lo ideal sería que los países entraran en una lógica diferente en la que se pudieran remediar a los problemas en las propias naciones de origen, donde los gobiernos y comunidades trabajan. Pero luego también ha señalado que en los países de origen de los migrantes la situación es muy complicada, ya que la seguridad de las personas y de las familias se ve en peligro a diario.
“La iglesia tiene el deber de vivir una actitud samaritana, de dar la mano a quien la necesita, independientemente de su raza, color o religión y es eso lo que hace la iglesia diocesana. Pedimos a las autoridades federales, estatales y municipales que obren con coherencia en la defensa de los derechos de las personas” ha afirmado.
Luego, dirigiéndose a la población de Tapachula, ha pedido que se busque la manera de ayudar, ya que esta zona siempre ha ofrecido ayuda de diversas maneras, aunque haya problemas y dificultades que deben afrontarse.
Las órdenes de gobierno, ha dicho para concluir, deben actuar siempre bajo un estricto cuidado de la defensa de todos, tanto del que viene como del que está aquí y de esa manera poder vivir en paz.
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