Abuja - Los 344 estudiantes secuestrados en la escuela secundaria pública de Kankara, en el estado de Katsina, en el noroeste de Nigeria, atacada en la noche del 11 al 12 de diciembre han sido liberados . Así lo han anunciado las autoridades locales, que niegan haber pagado algún rescate.
El grupo yihadista Boko Haram se atribuyó la responsabilidad del secuestro a través de un mensaje de audio y video no verificado, pero las autoridades del estado de Katsina dicen que el secuestro masivo es obra de grupos criminales locales.
El estado de Katsina es el estado natal del presidente Buhari, cuya administración está luchando por contener la inseguridad generalizada en partes del norte y centro de Nigeria.
En los últimos años, el conflicto de Boko Haram con el ejército se ha concentrado en la parte noreste, involucrando a los países vecinos Camerún, Chad y Níger. Si los insurgentes estuviesen involucrados en el asalto a Kankara, podría representar una expansión de las áreas amenazadas por el grupo.
La inseguridad del país, vinculada a la explotación de la religión con fines políticos, es desaprobada con fuerza por Mons. Obiora Ike, Director del Instituto Católico de Desarrollo, Justicia, Paz y Caritas , en un comunicado enviado a la Agencia Fides.
“Más de 100.000 personas han sido asesinadas en diez años en masacres y asesinatos por motivos religiosos, la tasa más alta en cualquier país del mundo en este momento”, denuncia Mons. Obiora Ike. “Nigeria no está en guerra con otro país y nunca lo ha estado. Sin embargo, el norte del país, con la organización terrorista Boko Haram, los pastores fulani, ahora llamados “bandidos”, y algunos fanáticos religiosos musulmanes, han seguido los pasos de los políticos que en 2000 intentaron socavar la democracia en Nigeria con la fuerza y en contraste con la Constitución federal, con la adopción de la Sharia en 12 estados de la Federación”.
Mons. Ike dirige “un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que preste atención a Nigeria antes de que sea demasiado tarde, donde la intolerancia étnica, el terrorismo y el fundamentalismo religioso patrocinado por el estado están creciendo. La crisis humanitaria y migratoria resultante de una posible conflagración del conflicto interno sería demasiado difícil de manejar en caso de un enfrentamiento en toda regla. La Conferencia Episcopal de Nigeria y la Asociación Cristiana de Nigeria, los musulmanes moderados, el Vaticano y algunas voces ilustradas continúan pidiendo entendimiento mutuo, paz, estabilidad y progreso en la mayor economía africana y en el país más poblado del continente”.
“Desafortunadamente, los cristianos y muchos otros en Nigeria sienten la falta de interés de Occidente por el conflicto nigeriano que, si no se controla, podría tener consecuencias catastróficas”, concluye el prelado nigeriano.
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