En su mensaje dirigido a todas las Conferencias episcopales de América Latina y el Caribe, el Arzobispo escribe: “Hoy queremos unirnos al pueblo salvadoreño para resaltar el notable servicio que las hermanas misioneras mártires brindaron a las personas más pobres, marginadas y vulnerables, con una entrega total y desinteresada en defensa de la vida de las víctimas del conflicto armado, que generó tanto sufrimiento y enlutó a familias enteras del amado país de San Arnulfo Romero, especialmente a refugiados y desplazados”.
Cuarenta años después del martirio de las cuatro misioneras, “torturados, violadas y asesinadas cruelmente por los 'escuadrones de la muerte'... queremos conmemorar el gran legado de ardiente compromiso cristiano que estas misioneras dejan, especialmente a las generaciones más jóvenes, ofreciendo sus propias vidas”.
Citando el Documento de Aparecida, el Arzobispo reitera por último el compromiso “a trabajar para que la Iglesia Latinoamericana y Caribeña, siga siendo, con mayor ahínco, compañera de camino de nuestros hermanos más pobres, incluso hasta el martirio”.
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