Manila – “Cada uno de nosotros está llamado a utilizar los recursos de manera responsable en medio de la pandemia. La crisis de salud mundial es una oportunidad para reexaminar el estilo de vida, sin abusar ni desperdiciar los recursos humanos y naturales”: ha declarado el cardenal Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, durante la Eucaristía que ha celebrado el 4 de octubre en Manila, para clausurar el final del “Tiempo de la Creación”, un período de un mes centrado en el tema “Un jubileo para la Tierra”. “En momentos de crisis, se nos pide que revisemos nuestras prioridades, en la lógica del Evangelio”, ha dicho, reiterando la invitación del Papa Francisco a poner fin a la “cultura del descarte”.
“En tiempos de pandemia, escuchamos la llamada del Tiempo de la Creación. Abrimos los ojos a cómo Dios nos ama sobre todo a través de otras personas, a través de la creación”, ha seguido explicando el cardenal Tagle, quien también es presidente de Caritas Internationalis.
En un encuentro reciente con miembros de la Congregación para la Misión en Roma, el Cardenal, ampliando esta visión, explicó: “Esta pandemia de Covid-19 es una buena lección de nueva evangelización. Algunas de las cosas a las que estábamos acostumbrado a hacer en la Iglesia, nuestros servicios sacramentales y otras prácticas tuvieron que detenerse repentinamente. Algunas puertas parecen haberse cerrado porque ya no podíamos realizar muchas de las actividades habituales. Pero el Espíritu Santo ha abierto otras puertas. Este es un ejemplo de una nueva evangelización”.
“El Evangelio es el mismo, como lo es la persona de Jesús, Buena Nueva del Padre, portador del amor del Padre por nosotros y portador de salvación y nueva vida. El Evangelio es el mismo pero el mundo cambia. Tenemos nuevos contextos y situaciones. Necesitamos nuevo fervor, nuevos métodos y nuevas expresiones para presentar el Evangelio. Es una cuestión de discernimiento. Se trata de seguir a Jesús hoy y descubrir cómo el Espíritu Santo nos invita a continuar esta misión, siempre nueva”.
“Cuando predicamos la Palabra de Dios –añadió el Cardenal - es por amor. No es mi palabra, sino la Palabra de Dios la que se comparte. El don que he recibido, lo ofrezco como don. Es un acto de caridad".
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