Los sueños se agrupan en cuatro categorías: social, cultural, ecológica y eclesial. Para cada uno de estos ámbitos se indican la motivación, el sueño y las acciones pastorales a realizar. En cuanto a la sociedad, recuerdan que no es sano acostumbrarse al mal, por eso sueñan con un Ecuador “de igualdad y de desarrollo, donde se respeten los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables”, donde haya trabajo para todos, donde los migrantes y refugiados sean bienvenidos y donde la corrupción esté prohibida. Las acciones pastorales que sugieren los obispos pasan por promover las Cáritas en todas las parroquias; implementar proyectos para la acogida e integración de los migrantes en cada diócesis; organizar cursos sobre el Magisterio; y solicitar la participación de los laicos en la vida política.
Desde el punto de vista cultural, sueñan con un Ecuador “que valore su identidad pluricultural, sus raíces, reconociendo que somos hermanos sin distinción, hijos de una misma familia” donde se reconozca la contribución de la fe cristiana a la búsqueda de una sociedad más humana y donde se tome conciencia de los “nuevos colonialismos culturales” y de los retos de la cultura urbana y la cultura digital. Al respecto, se sugiere promover la interculturalidad en estructuras y parroquias, también con el uso de lenguas nativas; desarrollar catecismos en los idiomas originales; promover el estudio de estas lenguas en contextos de formación de seminaristas, sacerdotes y agentes de pastoral; y promover un diálogo con la cultura contemporánea.
Los obispos sueñan con un Ecuador que “conserve la Creación en su totalidad, que salvaguarde la vida humana, así como la vida abundante de ríos, mares, bosques, montañas y valles; que además tome medidas contra la contaminación y regule la minería” Como acciones pastorales piden promover el estudio de Laudato Sì; introducir el tema de la teología de la Creación y la ecología integral en la catequesis, en la predicación y en los proyectos educativos.
Desde el aspecto eclesial, los obispos sueñan con “comunidades misioneras donde el testimonio de vida y el anuncio apasionado del kerigma sea la clave de todo proceso de evangelización”; comunidades inculturadas donde la liturgia acoja los símbolos y ritos de nuestro pueblo; comunidades ministeriales, en las que cada uno, según su vocación particular, “sea corresponsable del anuncio gozoso del Evangelio”; comunidades solidarias que atiendan a personas vulnerables y les ofrezcan alternativas de promoción. Para hacer realidad este sueño, proponen hacer presente el mensaje del Evangelio en todos los medios, potenciar la reflexión sobre la pastoral urbana y la cultura digital en los procesos de evangelización, promover los ministerios laicos y el diaconado permanente y fortalecer la pastoral familiar.
Por tanto, los obispos ofrecen unas orientaciones pastorales a las jurisdicciones eclesiásticas para “continuar el proceso de la nueva evangelización y para que los bautizados vivan como auténticos discípulos misioneros de Jesucristo”. Las indicaciones tocan los diferentes ámbitos . Respecto a la Misión proponen “promover la espiritualidad y el compromiso de la Iglesia local ad intra y ad extra; facilitar la formación misionera de los agentes pastorales para que todas las estructuras pastorales se transformen en comunidades “en salida”, animadas por el Espíritu Santo, para anunciar que el Reino de Dios está cerca”.
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