Addis Abeba - “Vivimos en un período de extrema fragilidad en el país por muchas razones. Las inundaciones han destruido cultivos y han provocado que la población se encuentre en un estado de inseguridad alimentaria. Desde hace algún tiempo sufrimos una invasión de langostas que aún genera problemas sobre todo en Tigray, una zona donde se están produciendo enfrentamientos desde hace más de un mes. Además, aquí también hemos tenido que afrontar la pandemia durante meses. Este conflicto es realmente un duro golpe para todos”. Con estas palabras el padre Teshome Fikre, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Etiopía, un mes después del inicio del conflicto en Tigray, describe a la Agencia Fides uno de los momentos más oscuros de la historia reciente del gran país del Cuerno de África. De ser un estado simbólico de renacimiento africano, sede permanente de la Unión Africana y modelo de transición democrática, Etiopía se está transformando en un área de inestabilidad e incertidumbre.
Al relatar cómo vive la Iglesia local el momento presente, el Secretario General señala: “Oficialmente, después de un mes, el gobierno central ha declarado el fin de la guerra. El ejército federal ha tomado el control y ahora serán las fuerzas de seguridad y policiales las que patrullarán y se encargarán de mantener el orden. Van de casa en casa para realizar inspecciones en busca de partidarios del Frente de Liberación Popular de Tigray . No sabemos qué está pasando en la zona porque todo contacto está suspendido. Las líneas telefónicas, Internet, todo está bloqueado y nosotros mismos no podemos hablar con el obispo de Adigrat, ni con los misioneros, ni con los sacerdotes, ni con ningún miembro de la Iglesia católica en la región. Por tanto, recemos para que los combates hayan terminado verdaderamente y esperemos que vuelva a la calma. La gente merece vivir en paz”.
La comunidad católica representa aproximadamente el 2% de la población y en el país muchos confían en ella en ámbitos como el político, el social y el religioso. En 2019, el cardenal Souraphiel fue llamado a presidir la Comisión Nacional para la Reconciliación y la Paz establecida por el primer ministro Abiy Ahmed, ganador del Premio Nobel. En esta delicada etapa, los líderes católicos están tratando de ofrecer una contribución para que se vuelva a las negociaciones.
El padre Teshome Fikre explica: “Nuestros representantes están tratando de promover la paz y el diálogo a todos los niveles. En primer lugar, es importante fomentar la paz desde abajo para que la ciudadanía no recurra a la violencia. Esperamos que se escuche el llamamiento lanzado por el Papa Francisco que durante el Ángelus rezó y recordó los sufrimientos del pueblo etíope. La Iglesia católica reza incesantemente por una paz duradera en el país, junto con las comunidades de otras religiones. También estamos comprometidos a llevar ayuda a decenas de miles de personas en situaciones de emergencia grave. Hemos movilizado a todas las organizaciones caritativas católicas y estamos en contacto con otras ONG para garantizar los bienes básicos y el acceso a la ayuda humanitaria. La Comunidad Internacional ha abierto un diálogo con el gobierno etíope que acaba de permitir el acceso de los trabajadores humanitarios”.
El sacerdote no olvida “a todos aquellos que han cruzado las fronteras y viven en condiciones precarias y en peligro en los países vecinos”. Más de 40.000 refugiados etíopes han encontrado refugio en Sudán. Y concluye: “Esperamos que el llamamiento del Papa se haga efectivo y que se tomen decisiones acertadas para el bien de todos”.
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