AMÉRICA - Cultura patriarcal, modelo económico, leyes injustas: la vida religiosa se pronuncia contra la trata de personas

Brasilia - Un llamamiento a la comunidad universal para que levante la voz contra el fenómeno de la trata de seres humanos y denuncie las diversas expresiones de la comercialización de la vida, expresión de la esclavitud moderna, ha sido lanzado por la vida religiosa latinoamericana y por las organizaciones comprometidas en la lucha contra la trata, con motivo de la Jornada mundial contra la trata de seres humanos que se celebra hoy, 30 de julio.
Los representantes de la vida religiosa latinoamericana subrayan la necesidad de acciones coordinadas para erradicar la demanda y hacer visibles todas las formas de explotación que aún están escondidas, a partir de las que están en casa. También afirman que es el momento de promover la justicia económica y social, favoreciendo a las personas más pobres, y de pedir a los gobiernos que adopten alternativas justas al modelo neoliberal, que apliquen las leyes contra la trata de seres humanos y que garanticen los derechos humanos.
Basándose e la experiencia, la vida religiosa latinoamericana realiza tres denuncias que a la vez se convierten en retos pastorales.
En primer lugar denuncian el poder de la cultura patriarcal en todos los sectores , de manera particular la cosificación de la mujer que contribuye a la cultura mundial de explotación y violencia contra ellas, reflejado en la trata de personas.
La segunda denuncia se dirige al modelo económico injusto, cruel, neoliberal y capitalista que beneficia a unos pocos entre los que se incluyen los traficantes, empresarios y compradores, que por encima de los derechos humanos, fomentan una cultura de mercantilización deshumanizante y excluyente que expone a las personas a un mayor riesgo de ser víctimas de la trata.
Finalmente, denuncian las leyes y políticas injustas y deshumanizantes de inmigración que se hallan arraigadas en una cultura de racismo, violencia y xenofobia que niegan los derechos humanos básicos de migrantes y refugiados.
Los religiosos reiteran su compromiso para crear conciencia más allá de sus redes, exigiendo a los gobiernos actitudes y políticas públicas que promuevan la integridad y los derechos humanos de todas las personas que son víctimas de este delito.
“Usaremos nuestra voz – reiteran - para dar la bienvenida, defender, proteger, promover e integrar a las personas que son víctimas de la trata, del abuso sexual y de la explotación de niñas, niños y adolescentes, para garantizar una migración más segura, evitar el reclutamiento de traficantes durante su viaje y acompañar a las víctimas a su regreso”.




Agenzia Fides
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