Kikolo – “La reanudación post-covid en Angola ha sido aplazada una vez más: nosotros aquí en el barrio de Kikolo, en las afueras de la capital, Luanda, vamos para el quinto mes de encierre. En junio el gobierno había anunciado el final del bloqueo, pero luego con el aumento diario de los casos de contagio, ha decidido mantener aislada de nuevo la capital del resto del país”, escribe a la Agencia Fides el padre Renzo Adorni, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas.
“El problema es que en las grandes periferias pobres y populares de Luanda, la gente que vive de actividades informales tiene que inventar cada día algo para sobrevivir con la familia - explica el misionero -. Sin un salario, encerrados en sus casas de unas pocas decenas de metros cuadrados, bajo un techo de chapa caliente, ¿cómo pueden las familias sentarse a mirar la olla vacía?”
El p. Adorni cuenta que se ha reabierto el gran mercado público 3 días a la semana, además de la venta ambulante, naturalmente con mascarillas y respetando la distancia. Sin embargo, no siempre se respetan las normas, por lo que a menudo la policía se ve obligada a intervenir bruscamente.
“Nuestra Caritas parroquial y la Comisión de Justicia y Paz, con el apoyo de los padres SMA, intenta aliviar las situaciones extremas de miseria. En los diferentes barrios de nuestra parroquia del Bom Pastor hemos asistido a cerca de un millar de personas entre enfermos, viudas, huérfanos, muchachos de la calle, minusválidos, madres jóvenes, extranjeros. Las escuelas están cerradas, y prácticamente el año escolar se ha perdido”.
“Las iglesias también siguen cerradas aun, pero gracias a los medios de comunicación, la Radio Católica y Radio María Angola, se ayudan a los fieles a alimentar su fe, pueden rezar el rosario, asistir a la misa y a la catequesis, así como recibir información sobre el Covid y su prevención. Gracias a Dios hasta ahora ninguno de los fieles de nuestra parroquia ha muerto de Covid”.
El padre Renzo concluye diciendo que “hay 350 catecúmenos, jóvenes y adultos, listos para el Bautismo, y otros tantos para la Confirmación, que esperan recibir el sacramento después de tres años de preparación. Tenían que ser bautizados en Pascua. Para las Confirmaciones, debemos esperar necesariamente, porque seguimos sin obispo. Hemos tenido permiso para celebrar la Misa Crismal con la bendición del Aceite Santo; pero sólo han participado sacerdotes y algunas religiosas, en Caxito, sede de la Diócesis”.
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