Manila - Los jóvenes están llamados a mantener viva la fe y la esperanza en tiempos de pandemia: esta es la exhortación dirigida por los obispos filipinos a los jóvenes con motivo de la Jornada Nacional de la Juventud 2020, que se celebrará el 16 de diciembre. En una carta pastoral publicada por la Comisión Episcopal para la Juventud, titulada “Misión para y con los jóvenes: una carta a los jóvenes”, recibida en la Agencia Fides, los obispos señalan: “La pandemia del Covid-19 nos ha sorprendido a todos desprevenidos. Hemos visto cambios sin precedentes en todas las áreas de nuestra vida. Hemos tenido que afrontar la realidad de las iglesias cerradas, con misas online. Muchos de ustedes, jóvenes, junto con nuestros mayores, han tenido que quedarse en casa. Vuestras voces, sonrisas y ruidos no se oyen en nuestras iglesias, parroquias y campus”.
El obispo Rex Andrew C. Alarcón, presidente de la Comisión episcopal de la juventud, señala como los deseos y actividades previstas para el Año de la Juventud, proclamado para 2020, han sido bloqueados debido a la emergencia sanitaria.
“Para algunos jóvenes, la crisis ha marcado la muerte de sus sueños. Pero Dios nos ama. Jesús nos salva. Está vivo”, ha remarcado, citando la “Christus vivit” del Papa Francisco.
“Todavía nos estamos adaptando - continúa la carta - tratando de entender muchas cosas. Los cambios inesperados, las restricciones y la incertidumbre pueden haber llevado al aburrimiento y la tristeza. Otros, al darse cuenta de los efectos económicos, pueden haber caído en la autocompasión y un sentimiento de inutilidad. A medida que la pobreza se hace más fuerte, algunos sucumben a la desesperación, tentados incluso con poner fin a sus vidas. La nueva normalidad también puede perturbar nuestro bienestar emocional, psicológico y espiritual. Las dificultades, ansiedades y miedos que trae la pandemia pueden paralizarnos. Pueden quitarnos nuestros ideales, entusiasmo y alegría”.
En esta situación, se puede ver un lado positivo: “El toque de queda, al acortar nuestros días, nos permite tener más tiempo para nosotros mismos. Os exhortamos a vosotros nuestros queridos jóvenes, a encontrar tiempo para el silencio y la oración. Encuentren tiempo para escuchar y reflexionar sobre la Palabra de Dios”.
“En el silencio y la oración – señalan - encontrarán dirección interior y paz. Al cultivar el silencio interior, escucharán la voz de Dios en vuestras conciencias, que es la brújula moral y espiritual, que os ayuda a navegar a través de los muchos dilemas, situaciones confusas y decisiones difíciles”.
“Resistid y no caigáis en el círculo vicioso de la culpa, el odio y la desesperación. Con Jesús podéis levantaros de los fracasos y la derrota; Jesús nos salva. ¡Levantaos!”, dice el documento, exhortando a los jóvenes a “ser testigos de una nueva vida en Cristo” y a sentirse parte de la nueva evangelización.
“Queridos jóvenes, afronten la nueva normalidad con la apertura y la disposición de un servidor. Somos siervos del Señor. Descubrid nuevos caminos, formas, modos de servir a los demás. Las redes sociales, el espacio digital, incluso la crisis actual son oportunidades: se pueden encontrar nuevas formas y medios para llevar la Buena Nueva a los demás. Este es el llamado a la nueva evangelización”, observan los obispos que afirman que están “junto a los jóvenes en esta misión” y los exhortan a “ser creativos, involucrarse y dejarse fortalecer por la gracia del Señor”.
Los obispos invitan a los jóvenes a participar en el programa de formación para la Jornada Nacional de la Juventud 2020. El programa incluye jornadas que se extienden a lo largo del año 2021, en el que se celebran los 500 años del cristianismo en Filipinas.
“Nuestra fe cristiana es un tesoro tal que, aunque el dinero, los alimentos y los recursos materiales sean escasos, incluso ante una pandemia o un desastre natural, es la fe la que nos da el coraje, la fuerza y la esperanza en tiempos difíciles y tiempos de gran sufrimiento. La fe es la convicción de que Cristo está vivo”, se lee en la carta.
En el año del 500 aniversario de la llegada del cristianismo a Filipinas, los obispos escriben lo siguiente: “¡Jóvenes filipinos, levántense! Afronten los desafíos del Covid-19. Construyamos el Reino de Dios. Contribuyamos a mejorar la vida de los demás y a la transformación de nuestras comunidades. Y empecemos por transformar nuestra propia vida”.
“Jesucristo - concluye el texto - da nueva vida, nueva fuerza y vigor. Renovados por la compasión del Señor, dad un paso adelante con valor”.
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