Roma – Actualmente en el mundo hay 70,8 millones de personas obligadas a huir, víctimas de conflictos, persecuciones, violencia o desastres naturales. De estos, 25,9 millones son refugiados reconocidos. Cifras cuya complejidad atestigua que “los desplazamientos forzados han alcanzado un nivel sin precedentes y las respuestas aún no son suficientes para ofrecer soluciones a las personas de modo que puedan reconstruir sus vidas”. La hermana Neusa de Fátima Mariano, superiora general de las Hermanas Misioneras de San Carlo Borromeo - Scalabrinianas, lo explica a la Agencia Fides en un mensaje enviado con motivo del Día Internacional de los Refugiados que se celebra el 20 de junio.
El Papa Francisco, continúa la hermana Neusa, nos recuerda que “Jesús está presente en cada persona refugiada, obligada a huir, como en el tiempo de Herodes, para salvarse. En sus rostros estamos llamados a reconocer el rostro de Cristo”. “Las tres cuartas partes de los refugiados del mundo y muchos migrantes viven en países en vías de desarrollo, donde las estructuras responsables de la atención médica están sobrecargadas y, con la pandemia de Covid-19, se han colapsado - continúa la Superiora General -. Muchos refugiados viven en campamentos superpoblados, refugios improvisados o centros de recepción donde no pueden acceder a los servicios sanitarios, higiénicos o incluso usar el agua potable. Muchos de ellos están en centros de detención reconocidos o informales, en condiciones de aislamiento y de higiene particularmente preocupantes”.
La hermana Neusa de Fátima Mariano, que guía esta congregación religiosa que trabaja a favor del mundo de la migración desde su fundación, continúa: “Los migrantes y los refugiados están expuestos de forma desproporcionada a la vulnerabilidad de la exclusión, del estigma y de la discriminación, especialmente cuando se encuentran en una situación irregular. El pensamiento de la Iglesia se centra en la experiencia de Jesús, desplazado y refugiado junto con sus padres. ‘No son números, sino personas, conociendo sus historias podremos entenderlos’, escribió el Pontífice en su mensaje para el Día Mundial de los Migrantes y Refugiados. Cuando los refugiados se convierten en números, la humanidad se convierte en inhumanidad”, subraya la hermana Neusa.
La Superiora General concluye pidiendo, en nombre de las Hermanas Scalabrinianas, al mundo de la política, a los líderes locales, nacionales e internacionales, “que no presencien pasivamente la destrucción de muchas vidas amenazadas. Es urgente encontrar soluciones apropiadas, medios humanos y dignos para garantizar que las personas no pongan en peligro sus vidas y la de sus familias, recurriendo a traficantes sin escrúpulos o utilizando embarcaciones frágiles, tratando de llegar a lugares donde poder encontrar seguridad”.
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