Brasilia - La Iglesia en Brasil ha celebrado la Jornada Mundial de los Refugiados con una serie de programas y debates sobre la situación de las personas obligadas a abandonar su tierra y e propio país, como evento de clausura de la “Semana del Migrante”.
“¿Dónde está tu hermano, tu hermana?” es la pregunta que constituye el tema de la 35 edición de la Semana del Migrante, celebrada en Brasil del 14 al 21 de junio, para promover la aceptación, integración y defensa de los derechos de los migrantes .
Según los datos publicados por el Comité Nacional de Refugiados , en la cuarta edición del informe “Refúgio em Numbers”, Brasil ha reconocido, en 2018, solo 1.086 refugiados de diferentes nacionalidades. Así, el país alcanza el número de 11.231 personas reconocidas como refugiados por el estado brasileño. De este total, los sirios representan el 36% de la población de refugiados, seguidos por los congoleños, con el 15%, y los angoleños, con el 9%.
Como destaca la información publicada por la Conferencia Episcopal de Brasil , el 2018 fue el año con el mayor número de solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiado, como consecuencia del aumento en el flujo de desplazamiento de venezolanos. El año pasado hubo más de 80.000 solicitudes, incluidas 61.681 de venezolanos. En segundo lugar, se encuentra Haití, con 7 mil solicitudes. Seguidos por los cubanos , los chinos y los bengalíes . Los estados con el mayor número de solicitudes en 2018 fueron Roraima , Amazonas y San Paolo .
El arzobispo de Belo Horizonte y presidente de la CNBB, Walmor Oliveira de Azevedo, en su mensaje afirma que cuando se mira a cada migrante y refugiado es necesario ver en él a un hermano y una hermana que han venido de otro lugar con diferentes hábitos y costumbres. Los refugiados, según el Arzobispo, se integran y forman la familia de la humanidad.
El presidente de la CNBB llama la atención sobre el hecho de que la libertad para el movimiento de bienes está creciendo mientras las persecuciones de migrantes y refugiados se multiplican: “Los objetos y bienes se valoran más que las personas. Falta solidaridad hacia quienes necesitan abandonar sus países debido a la miseria, las guerras, las persecuciones religiosas y muchas otras formas de violencia”.
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