En una carta dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, el Embajador Moncada dijo: "Bolsonaro convirtió intencionalmente a Brasil en una catástrofe humanitaria con más del 20 por ciento de contagios en el continente y más del 10 por ciento en el mundo". Es el segundo país con más víctimas después de Estados Unidos ".
El diplomático agregó que los dos estados fronterizos de Brasil, Amazonas y Roraima, tienen más de 62,000 casos de Covid-19, mientras que toda Venezuela tiene 3,062 casos. "El desprecio de Bolsonaro por la vida de su pueblo es una amenaza para los venezolanos en la frontera y para más de nueve países de la región", enfatizó.
La denuncia coincide con la solicitud del Consejo Misionero Indígena que ha despertado la alarma sobre la grave situación experimentada por las poblaciones nativas en Brasil. CIMI ha publicado los datos recopilados por la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil que son realmente alarmantes: más de 5 mil casos con alrededor de 300 muertes entre los pueblos indígenas.
La tragedia podría haber sido aún mayor si las comunidades indígenas no hubieran cerrado sus territorios con el inicio de la pandemia. Sin embargo, el CIMI afirma que "la contaminación se ha extendido a Manaus y continúa extendiéndose en las regiones de Alto y Medio Solimões, Vale do Javari, Río Negro, en el estado de Amazonia", así como en los estados de Roraima, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará, Maranhão, Ceará, Pernambuco y en la costa sur de Brasil. "En todas estas regiones, el virus ya está presente en las aldeas", advierte.
Frente a los hechos, los miembros del CIMI expresan su perplejidad ante las "posiciones de ignorancia y falta de compromiso de las autoridades del gobierno federal, que se manifiestan de manera desenfrenada", a lo que debe agregarse el odio del presidente Jair Bolsonaro y del Ministro de Educación y Medio Ambiente, contra los pueblos indígenas.
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