Addis Abeba - “Dado que los movimientos de la población están limitados debido al confinamiento por el COVID-19, la mayoría de las personas permanecen en sus hogares y no pueden realizar trabajos ocasionales para su sostenibilidad económica. En consecuencia, muchas personas acuden a la puerta de nuestro convento para pedir comida. Como comunidad, hemos terminado todo lo que teníamos y, por ello, decidimos desarrollar un proyecto para ver cómo podemos ofrecer ayuda”, comenta la hermana Dorothy Odundo, de las Hermanas Franciscanas de Santa Ana que sirven en la parroquia de Dongora.
“Escribí a Missionszentrale der Franziskaner, una organización benéfica que apoya la Orden Franciscana y a través de ellos logramos distribuir alimentos y jabón a más de 300 familias necesitadas”, dice la religiosa que es coordinadora del grupo de promoción de mujeres en Dongora,
A través de los ancianos de la parroquia y del párroco, el p. Mulugeta Moges Naramo, las religiosas han identificado a los necesitados independientemente de su fe y en cuatro días han distribuido alimentos a las familias necesitadas, tanto cristianas como musulmanas.
El El p. Moges ha apreciado mucho la iniciativa de las hermanas afirmando que la intervención ha llegado en el momento adecuado y la comida es el apoyo más importante y necesario durante este periodo de confinamiento, en el que la mayoría de las familias mueren de hambre y no pueden permitirse las comidas necesarias.
La hermana Odundo, que trabaja con más de 600 mujeres en el grupo de promoción, inició el proyecto “da una mano” el año pasado antes de la pandemia. S Se trata de un proyecto en el que las familias de la parroquia se apoyan mutuamente con lo que tienen. “Nos ayudamos mutuamente entre los vecinos. Siempre hemos insistido en la importancia de ayudarnos mutuamente, especialmente las familias que a veces no tienen comida”, dice la religiosa.
Hasta el 25 de junio, Etiopía había reportado 5.175 casos de coronavirus, entre los cuales 1.544 recuperados y 81 fallecidos.
Sin embargo, las medidas preventivas adoptadas por el gobierno para prevenir y detener la propagación de la infección tienen graves consecuencias para la población, no solo económica y alimentaria. El confinamiento en el hogar ha visto un aumento en la violencia doméstica. Las mujeres y las niñas son víctimas de violencia y violación por parte de familiares y parejas violentas.
Varios estados de la federación también han informado de casos de matrimonio precoz de niñas desde el cierre de las escuelas.
La Iglesia Católica se ha unido a la iniciativa #ZIM ALIIM , lanzada por algunos artistas etíopes para denunciar la violencia contra las niñas, a través de la Oficina de educación y protección infantil de la Secretaría Católica Etíope, que recientemente celebró una reunión sobre el tema.
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