Manila - “La crisis actual ligada al Covid-19 puede sacar lo mejor de todos nosotros. El miedo y el sufrimiento, la ansiedad y la incertidumbre que vivimos hoy son provocados no solo por el nuevo coronavirus, sino también por el viejo virus social del egoísmo y la corrupción": así lo dice en una circular dirigida a todo el "Pueblo de Dios" que vive en Filipinas, el obispo Rex C. Ramírez, al frente de la diócesis de Naval, y presidente de la Comisión Episcopal para la atención de la salud. La carta, enviada a obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, a todas las parroquias y asociaciones eclesiales - y recibida por la Agencia Fides – ha sido aprobado y co-firmado por el obispo Pablo Virgilio S. David, presidente interino de la Conferencia Episcopal.
“No podemos permitir que la actual crisis sanitaria aliente lo peor de nosotros, los filipinos. Al contrario, debemos estar del lado de quienes, entendiendo que la salud no se trata solo de bienestar físico, dedican sus mejores esfuerzos a la mejora global de nuestras comunidades, de nuestro país y de nosotros mismos", dice Mons. Ramírez, señalando que "el virus social del egoísmo puede dañar a las personas y a toda la nación”. La carta, en este período marcado por la incertidumbre y la precariedad, pretende “mantener viva la esperanza y pedir un esfuerzo colectivo para afrontar juntos la crisis”.
La carta cita palabras pronunciadas por el Papa Francisco sobre la pandemia de Covid-19 y afirma: "Como una tormenta repentina, la crisis del coronavirus nos ha tomado a todos por sorpresa, cambiando a nivel mundial bruscamente nuestra vida pública y personal, familiar y laboral". En este marco, observa el texto, los creyentes difunden y promueven una cultura caracterizada por el respeto mutuo, la responsabilidad, la paciencia y la esperanza, y todos están invitados a la oración que mantiene viva la relación con Dios.
Como muestra de responsabilidad y compromiso con el bien común, la Iglesia señala a todos el ejemplo de los llamados "héroes", los trabajadores de la salud comprometidos en primera línea en la lucha contra el coronavirus", incluidos los que perdieron la vida de forma anónima". Celebrando un día especial dedicado a ellos, el pasado 31 de agosto, la Conferencia Episcopal de Filipinas instó a los fieles a "rezar por todos aquellos que prestan su servicio y sacrificio durante la crisis de salud pública".
En Manila, el obispo Broderick Pabillo, administrador de la arquidiócesis, quiso agradecer a los "héroes de nuestros días" durante una misa celebrada en la parroquia de San Filippo Neri en la ciudad de Mandaluyong. Por otro lado, señaló que, junto a quienes dan la vida con entrega, espíritu de sacrificio y altruismo, hay personas que "saben hundir nuestro país" entre las deudas, la corrupción y la falta de planes concretos contra la pandemia.
Mons. Ruperto Santos, obispo de Balanga, también quiso mencionar a los trabajadores filipinos en el exterior que "con su trabajo y ayuda financiera apoyan nuestra frágil economía", mostrando "lo mejor que hay en los filipinos, como nuestra fuerte fe en Dios y nuestra capacidad de recuperación".
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