Kabul - "La contribución que la pequeña comunidad católica puede dar para la construcción de la paz en Afganistán es limitada. Pero tenemos un arma secreta, que puede lograr resultados inimaginables: la oración. Esto es lo que prometemos a nuestros amigos afganos. Como signo de nuestra amistad y de nuestra esperanza de paz, el 14 de abril, Domingo de Ramos, plantaremos, en la plaza frente a la iglesia, un olivo procedente de Tierra Santa. El embajador italiano, Roberto Cantone, y el comandante adjunto de la misión, el general Salvatore Camporeale, serán los encargados de transplantarla de la maceta al suelo. Lo llamaremos el ‘olivo de la Paz’. Esto es lo que dijo el padre Giovanni Scalese, sacerdote barnabita, responsable de la Missio sui iuris en Afganistán, en un mensaje enviado a la Agencia Fides el día después de la celebración del Año Nuevo Afgano, , asolado por la explosión de tres bombas colocadas en la zona del santuario chiíta de Karti Sakhi en Kabul.
Reiterando su deseo "de que se inicie un camino hacia un futuro mejor para Afganistán", Scalese señalٌó: "Este deseo permanece y está vivo. Por supuesto, todavía no hay paz en Afganistán; pero, al menos, ha comenzado un proceso de cambio, con buenas perspectivas de éxito. Esto no significa que todo será fácil. De hecho, hay muchas preocupaciones por el futuro. Obviamente, cuando se inician las negociaciones -afirmó, refiriéndose a las negociaciones en curso en Dubai entre los talibanes y los Estados Unidos- cada parte debe reconocer las razones de las otras partes y renunciar a algunas de sus convicciones".
"Los talibanes ya han dicho que no aceptan la actual Constitución, impuesta desde fuera, y que les gustaría una Constitución islámica. Sin embargo, no creemos que puedan esperar una vuelta a la situación anterior a 2001, como si estos 18 años hubieran pasado en vano. Muchos jóvenes afganos que no conocían el régimen talibán y crecieron con estilos de vida diferentes: ¿estarían dispuestos a regresar al pasado y dejarlo todo? Por supuesto, nada en este mundo es irreversible; pero parece difícil que los resultados obtenidos, como, por ejemplo, los derechos adquiridos por las mujeres, puedan ser cuestionados de nuevo", concluyó barnabita.
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