ASIA/INDIA - Los religiosos del sur de la India alimentan a dos mil personas al día, víctimas de la crisis económica provocada por el COVID-19

Bangalore - Un grupo intercongregacional de religiosas de Bangalore, ha puesto en marcha un programa de seguridad alimentaria, logrando proporcionar el sustento diario de 2000 personas pobres, afectadas por la grave crisis económica que está sacudiendo al país debido a la pandemia.

“Distribuimos paquetes de alimentos a más de 2000 personas pobres todos los días con la ayuda de otras organizaciones y donantes”, explica a Fides la hermana Boyapati Jayasree, de la congregación Daughters of Wisdom y coordinadora de la ONG Dream India Network a través de la que se lleva a cabo este proyecto de asistencia. DIN es una ONG fundada en 2012 en Bangalore por un grupo de laicos católicos y religiosos liderados por sacerdote salesiano Edward Thomas. La hermana Jayasree ha estado trabajando con DIN desde 2016 y hoy junto a ella hay 11 hermanas de ocho congregaciones distintas también colaborando en el programa de seguridad alimentaria.

“La iniciativa nació al ver a estas personas pobres que padecían hambre debido a la pandemia del coronavirus y necesitaban apoyo”, indica a Fides la hermana Jayasree. La ONG se ha movilizado para proporcionar alimentos y medicinas a personas especialmente necesitadas. DIN, que ya contaba con 54 hogares de acogida que acogen a 432 niños vulnerables, ha activado la colaboración con otras congregaciones religiosas en Bangalore. Y así, gracias a la iniciativa de la hermana Jayasree, DIN proporciona refugio a 4000 trabajadores migrantes de diferentes culturas, etnias y religiones, durante el bloqueo impuesto para contener la propagación del coronavirus. Los migrantes reciben alojamiento, alimentación y atención médica gratuitos, gracias a la presencia de 16 médicos y 45 psicólogos que brindan asesoramiento online gratuito.

“La pandemia es un momento difícil para todos. Los pobres sufren más y debemos ayudarlos, para preservar su dignidad y su propia vida: es la caridad de Cristo la que nos impulsa”, asegura la religiosa. Una buena señal es el hecho de que cada día crece el número de voluntarios, católicos y no católicos, que se involucran en el proyecto y ofrecen asistencia gratuita.

Las personas asistidas son principalmente aquellas que viven en zonas rurales, viven al día y muchas veces tienen que trasladarse a las ciudades cercanas. El confinamiento y la consecuente crisis tuvo unas enormes consecuencias entre las familias de los pueblos más pobres, que se encontraron en grandes dificultades ya que perdieron su medio de subsistencia. En su mayoría son campesinos que trabajan por su cuenta o personas con alguna discapacidad.



Agenzia Fides
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