Yangon - "La Pascua es un día de esperanza. La oscuridad había envuelto al pequeño grupo de discípulos de Cristo. Sin embargo, la resurrección transformó toda la desesperación en esperanza. La historia humana cambió aquel día. La esperanza es el secreto de esa maravilla. Nosotros los birmanos celebramos aquella esperanza que nos sana y fortalece": así lo ha afirmado el Cardenal Charles Maung Bo en su mensaje difundido con motivo de la Pascua de 2018 y recibido en la Agencia Fides.
"Este país está a la espera del milagro de la esperanza. En el día de la resurrección, los discípulos y las mujeres fueron a la tumba, pero descubrieron que la piedra había sido quitada del sepulcro de Cristo. La Pascua significa quitar las piedras de nuestra vida personal y de la sociedad en la que vivimos", explica el cardenal, hablando sobre "las diferentes piedras que debemos remover de las tumbas de la desesperación en nuestra nación".
"La primera piedra que hay que mover - afirma el Cardenal de Yangon - es la piedra del odio. La herencia espiritual de esta nación se ha construido sobre la gran virtud de la compasión. Sin embargo, un pequeño grupo de la sociedad ha promovido el odio para asesinar a sus hermanos”,
El cardenal Bo invita a la reconciliación y recuerda que "el camino de la venganza no es el camino de Jesús, que es radicalmente opuesto: cuando el odio y el rechazo lo llevaron a su pasión y muerte, Él respondió con el perdón y la compasión".
La segunda piedra que se debe quitar "es la piedra de la injusticia": "Cuando no hay justicia no hay paz. Ningún país puede imponer la paz a su pueblo. La paz florece cuando está asentada en la justicia". Cristo sacrificó su vida para mantener la justicia. En este país millones de personas están enterradas en la tumba de la injusticia económica; miles están enterrados como 'esclavos modernos' mientras migran hacia los países vecinos", enfatiza.
La tercera piedra que señala el Cardenal que debe ser cancelada es el conflicto étnico: "Hacemos un llamamiento al gobierno y a todos los grupos étnicos para que cesen los conflictos". El purpurado expresa en su mensaje “hemos tenido una guerra que ha durado seis décadas. El conflicto ha mutilado a este país, y ha provocado la fuga de tres millones de jóvenes. La paz es el único camino a seguir". Y añade citando al Papa Francisco: "El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y los derechos de todos. El respeto por cada grupo étnico y su identidad. El respeto por el Estado de derecho y por un orden democrático que permita a todos los ciudadanos de todos los grupos dar su aportación para el bien común".
"El mensaje de la Pascua es claro: la Iglesia es un instrumento de paz y obra con todos los que desean trabajar por una paz basada en la justicia. El Evangelio que predicamos es ante todo un mensaje de sanación, reconciliación y paz. A través de la sangre de la cruz de Cristo, Dios ha reconciliado al mundo consigo mismo y nos ha enviado como mensajeros del don de la sanación. Aquí, en Myanmar, este mensaje tiene una resonancia particular, porque este país se está esforzando por superar las profundas divisiones que sufre, para construir la unidad nacional", concluye el texto.
Como cristianos en Birmania "acompañamos a las personas en su interminable Cuaresma y emprendemos la peregrinación sagrada de la paz, participando y apoyando la Conferencia sobre la Paz de Pang Long. La Iglesia - a través de sus influencias locales e internacionales- promoverá una paz duradera basada en la justicia", declara el cardenal Bo. "Las alegrías y los sufrimientos de este país son las alegrías y los sufrimientos de la Iglesia de Cristo, que con la Resurrección ha vencido a la muerte y ha quitado las piedras que atrapaban a nuestro pueblo".
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