Brazzaville -“La iglesia en la República del Congo fue fundada hace 135 años por los misioneros franciscanos de la Congregación del Espíritu Santo los cuales llegaron a Brazzaville en 1880. Desde entonces la iglesia se ha asentado por todo el país. Hay iglesias y parroquias por doquier y sobre todo comunidades de fieles muy vivas”: así lo explica en una conversación con la Agencia Fides el p. Armand Brice Ibombo, Secretario General de la Conferencia Episcopal del Congo .
“Los desafíos a los que nos enfrentamos como Iglesia son muchos: en primer lugar, está la formación de los laicos para que comprendan la doctrina de la Iglesia y puedan dar razón de la esperanza por su fe, como dice San Pedro. De este modo los laicos, bien formados, pueden confrontarse con las que se conocen como 'Iglesias del despertar', de origen pentecostal o las mismas sectas religiosas que proliferan en todo el Congo y que no ven muy bien a la Iglesia Católica”, explica el p. Armand. “Estas iglesias hacen todo lo posible para atraer a los fieles, embaucándoles con bienes materiales. A menudo son financiadas desde el extranjero, en particular desde los Estados Unidos; muchos de sus pastores vienen de fuera de nuestro país”, subraya el Secretario General de la Conferencia Episcopal. “Sin embargo, también hay iglesias de origen local que obtienen recursos de la población con la promesa de beneficios futuros, explotando la credulidad de los pobres”, agrega.
El p. Ibombo también comenta que en la República del Congo “además de las iglesias evangélicas y pentecostales, también se está extendiendo la religión islámica, con modalidades similares a las 'iglesias del despertar', a través de ayudas económicas destinadas especialmente a los jóvenes. A algunos de ellos se les ofrece la posibilidad de abrir un comercio, mientras que a otros la oportunidad de viajar para estudiar en un país árabe”. Pero todo este fenómeno religioso parece tener otros fines ocultos.
Según el p. Armand, “desde hace algún tiempo ha habido un pequeño aumento de chicos congoleños que se han convertido en musulmanes y que dan testimonio de su nueva fe usando ropa islámica. Por el momento no hay problemas. Pero tememos que se puedan infiltrar en el país algunos extremistas. El Congo limita con la República Centroafricana donde hay grupos islamistas como los Seleka. Centroáfrica a su vez limita con Camerún, donde los islamistas nigerianos de Boko Haram llevan infiltrados desde hace mucho tiempo. Si todos estos movimientos se unen, el próximo objetivo sería nuestro país, y las señales que notamos no son alentadoras”.
“Para hacer frente a estos desafíos además de la formación de los laicos, debemos centrarnos en la educación de los jóvenes”, enfatiza el Secretario. “Nuestros estudiantes necesitan formarse no solo culturalmente sino también espiritualmente, con valores cristianos y humanos, como nos lo pide la Doctrina Social de la Iglesia. Si queremos tener un futuro de paz en nuestro país, este depende de nuestro compromiso con nuestros jóvenes, a los que debemos guiar siguiendo los pasos de Cristo”.
El sacerdote señala: “La República del Congo vive un momento especial a nivel político desde los años noventa. Esta situación lleva a los Obispos, al clero, a los religiosos, a los laicos a comprometerse más a nivel pastoral en la proclamación del Evangelio”. “Se requiere paciencia y una oración continua por la paz. Los obispos, con sus declaraciones sobre la situación política y social, recuerdan al gobierno que lo primero en lo que debe pensar es en el bien común y la paz” concluye el p. Armand.
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