Manila - Fuerte condena por “el aumento de la violencia y la cultura de la impunidad en el país contra el clero indefenso”, así es cómo los obispos de Filipinas han rechazado el asesinato del padre Richmond Nilo, de 44 años, muerto a tiros el 10 de junio mientras se preparaba para celebrar la misa vespertina en la capilla de Nuestra Señora de las Nieves, en el pueblo de Mayamot, de la diócesis de Cabanatuan, en el norte de Filipinas. “Ningún sacerdote ni ningún ser humano debe ser asesinado con esta brutalidad, falta de respeto e impunidad. Cada sacerdote, aun con sus debilidades humanas, es un regalo de Dios a su Iglesia y un embajador de Cristo”, ha destacado en un comunicado enviado a la Agencia Fides expresando su condena y su dolor, el obispo Sofronio Bancud, que guía a los fieles Cabanatuan. “Matar a un sacerdote no solo no es cristiano e inhumano, sino que también es anti-filipino”, es decir, un acto grave contra la nación, ha indicado.
El padre Nilo, pastor de San Vicente Ferrer en Nueva Ecija, en el norte del archipiélago, fue asesinado por dos hombres armados en el interior de la capilla del pueblo de Mayamot en la ciudad de Zaragoza. “Exigimos justicia, una investigación exhaustiva e imparcial del caso y su resolución rápida”, asevera una declaración de la diócesis.
Las voces de protesta en la Iglesia de Filipinas son múltiples. Así, el obispo de Cubao, Honesto Ongtioco, aseguró que “la matanza de sacerdotes en el país no detendrá a la Iglesia para cumplir con su su misión de decir la verdad y anunciar el Evangelio”.
El arzobispo Sócrates Villegas, al frente de la diócesis de Lingayen-Dagupan, ha pedido a los fieles reservar un día especial de “reparación”, con misas, procesiones y vigilias de oración, que será el próximo 18 de junio, para rezar por las víctimas y por la conversión de los culpables, expresando pacíficamente el rechazo a toda forma de violencia. El arzobispo ha invitado al pueblo de Dios, especialmente a los laicos a “trabajar por el cambio social y político de acuerdo con los valores de la doctrina social de la Iglesia”. “Pedimos la guía del Espíritu Santo sobre nuestros gobernantes, para que se restaure el respeto por la vida y la dignidad humana”, solicitó monseñor Villegas.
El arzobispo Romulo Valles, Presidente de la Conferencia Episcopal Filipinas, recordó que el padre Nilo es el tercer sacerdote que muere en seis meses. Los otros dos sacerdotes asesinados son el padre Mark Ventura, de 37 años al que arrebataron la vida el 29 de abril en la provincia de Cagayan; y el padre Marcelito Paez, de 72 años, asesinado el 5 de diciembre de 2017 en Jaén, provincia de Nueva Ecija. La policía ha anunciado que han creado un grupo especial para investigar estos homicidios de sacerdotes. La Iglesia filipina, por su parte, ha rechazado la propuesta de equipar con armas a los sacerdotes, al personal eclesiástico y a los agentes pastorales para que puedan defenderse legítimamente.
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