Bangui - En Bambari la situación es dramática. La población está a merced de las milicias. No hay agua, ni comida ni medicinas. Los niños no pueden asistir a la escuela. Esta es la fotografía que ofrece el equipo del Servicio Jesuita a los Refugiados sobre la situación en la segunda ciudad de la República Centroafricana, al norte de Bangui, que durante meses ha sido el escenario de los enfrentamientos. “En Bambari, -explica la trabajadora del JRS Aurora Mela-, hay una mezcla de facciones. Los Anti Balaka se sitúan a la izquierda del río y los ex Seleka a la derecha. De los dos grupos se escinden bandas criminales que aprovechan el caos para enriquecerse con los pillajes”. Cuando las facciones se enfrentan, la población se ve obligada a huir en busca de refugio y esta huida se salda con la pérdida de vidas humanas, heridos y propiedades a merced de los criminales que luego las saquean. Para los trabajadores humanitarios es muy difícil llevar a cabo programas que tengan cierta continuidad porque también están siendo sometidos a saqueos y amenazas”.
Al menos un tercio de las ONG abandonaron la ciudad. Otras han reducido su personal al mínimo. La mayoría de las ONG internacionales se han concentrado en un solo lugar para organizar mejor su seguridad. “El JRS, - señala Jean François Alain Ospital, director del JRS en el país-, fue atacado y saqueado en los primeros días del conflicto por lo que ya no tenemos la oportunidad material de enviar personal a la zona, en parte debido a la continua situación de inseguridad. Así que hemos tenido que reorganizar las actividades a distancia, supervisadas desde Bangui”.
También la Iglesia Católica trabaja en medio de muchos obstáculos. “Una buena parte de los religiosos se han quedado allí, pero siguen recibiendo amenazas”, explica Jean François Alain Ospital. “Se ha quedado una comunidad de religiosas que administra una escuela. Los responsables de la diócesis siguen en la zona para asegurar la actividad de la escuela Michel Maitre. Cáritas diocesana continúa con sus acciones humanitarias , servicios de agua, higiene y letrinas. Ecac desarrolla aún su labor educativa. Durante los momentos de crisis, el obispo también permaneció en Barbari”.
Ante estas tensiones, los cascos azules de la ONU han dejado de lado su inicial pasividad y se han puesto manos a la obra para recuperar algunos barrios. Una parte de la ciudad de Bambari ha sido liberada, pero las patrullas de la ONU también son atacadas por los grupos armados.
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