ASIA/TIMOR ORIENTAL - Covid-19: el caso virtuoso del pequeño estado con mayoría católica

Dili - Una gran victoria para un pequeño Estado. Se trata del caso de Timor Oriental, que el 11 de septiembre sigue pudiendo presumir de uno de los resultados más positivos en su lucha contra el Coronavirus: solo 27 casos y ningún fallecimiento. A fecha del 21 de agosto eran 26 los casos y, por tanto, aunque incluso países tecnológicamente desarrollados - como Corea del Sur o Singapur - han visto recientemente un nuevo aumento de casos, la situación en Timor Oriental se ha mantenido estable sin necesidad de nuevas medidas anti-Covid. El estado de emergencia, impuesto rígidamente en marzo, se había suspendido oficialmente a finales de junio. El primer caso se registró el 21 de marzo y el pico se alcanzó en abril con hasta 12 casos en un día. El país más pobre de Asia, excluido hasta ahora de asociaciones regionales como la ASEAN y considerado uno de los países menos desarrollados del mundo, es en cambio más hábil y virtuoso incluso que Australia o Nueva Zelanda, por no hablar de los vecinos más cercanos como Indonesia y Filipinas o, últimamente, Myanmar y Vietnam. La segunda oleada de Covid ha cambiado las certezas que hasta hace dos meses hacían que muchos países del Sureste fuesen considerados como modelos a seguir.
Los observadores atribuyen el secreto del pequeño país a la rapidez en la toma de decisiones y a la estricta aplicación de la prevención: el 28 de marzo el presidente Francisco Guterres declaró el estado de emergencia y lo renovó nuevamente el 24 de abril. Hoy en Timor Oriental sienten que han ganado la batalla, aunque con todas las precauciones. Es una de las pocas áreas del mundo que puede presumir de tal récord.
Quizás el secreto también esté en la capacidad de unidad y solidaridad de una realidad social pequeña pero homogénea donde la Iglesia católica juega un papel fundamental porque en Timor Oriental la mayoría de los habitantes son católicos : “Celebrar la Pascua en medio de la pandemia Covid-19 nos invita a todos a dejar de lado nuestros intereses personales, grupales o partidistas y en cambio crear unidad para combatir el Coronavirus”, dijo monseñor Virgilio do Carmo da Silva durante la misa de Pascua transmitida por televisión el 12 de abril desde la capital, Dili. De hecho, la Iglesia local apoyó inmediatamente la declaración del gobierno sobre el estado de emergencia el pasado mes de marzo y luego transmitió los servicios religiosos utilizando todo tipo de herramientas: televisión, radio, redes sociales. El espíritu de servicio y la solidaridad han caracterizado la acción de las asociaciones religiosas y de la propia archidiócesis que, con el fin de brindar asistencia material, psicológica y espiritual a las personas en dificultad debido al Covid, ha creado un “grupo de trabajo pastoral” desde los primeros meses de la pandemia, compuesto por sacerdotes, religiosos y laicos con experiencia en psicología y medicina en estrecho contacto con la Caritas local para la distribución de ayudas. La decisión de reabrir las iglesias para las celebraciones eucarísticas se anunció, pues, el 28 de mayo, dos meses después de que se impusiera el cierre tras el descubrimiento de los primeros casos. Sin embargo, con la advertencia de usar siempre mascarillas y observar la distancia física. La Iglesia Católica, desde su independencia en 1999, se ha comprometido plenamente para contribuir al desarrollo de la sociedad, trabajando en la educación, los servicios sociales, mejorando los sistemas de salud, educativos y políticos.




Agenzia Fides
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