ASIA/NEPAL - La comunidad católica ha mantenido la fe, ahora necesita desarrollo y educación
Kathmandú - “Hubo un tiempo en que no se podías practicar y profesar libremente la fe. Hasta la llegada de los jesuitas, a finales de la década de 1990, no había sacerdotes para la Eucaristía y los demás sacramentos. Se tenía que viajar miles de kilómetros a través de las fronteras, hasta la India para participar en la Eucaristía. Sin embargo, han perseverado en su fe. Admiro y aprecio vuestra fe en Jesucristo", así lo ha dicho el P. Arturo Sosa SJ, Superior General de la Compañía de Jesús, a los fieles, durante su viaje al este de Nepal, en Maheshpur, en el distrito de Jhapa, donde ha viajado en los últimos días haciendo una parada dentro de su visita al sur de Asia.
“A finales de los 90 – recuerda el P. Sosa - la Compañía de Jesús se asentó en Jhapa con el objetivo de educar a los niños católicos y proporcionar asistencia pastoral y espiritual a los fieles. En 20 años, la misión se ha extendido hasta incluir cuatro escuelas, una parroquia, una capilla y seis centros sociales. Cada Pascua hay nuevas familias que piden el bautismo. Hay grandes perspectivas de evangelización. El hecho de que muchas familias se sientan atraídas por la fe cristiana es una señal de que los cristianos aquí están viviendo bien y están dando un buen ejemplo de la vida cristiana. Me gustaría dar las gracias a los catequistas por su espíritu evangélico. Su parroquia es una de las semillas prometedoras de vocaciones a la vida religiosa. Recen por las vocaciones a la vida religiosa. Animo a los niños y niñas aquí presentes a pensar en la vocación religiosa”.
El jesuita ha dicho que es consciente de que "las condiciones de vida de las personas son muy difíciles. La educación es uno de los medios de empoderamiento. Amplía nuestras perspectivas y amplía nuestros horizontes. Es importante recordar que la educación es una ayuda para el desarrollo. Puede ayudar a mejorar las oportunidades de trabajo y, en última instancia, el nivel de vida. Por lo tanto, animo a los padres a que eduquen a sus hijos. Necesitamos motivar a los jóvenes a estudiar bien. Sin embargo, educar y capacitar solo la inteligencia no es suficiente; también debemos educar nuestros corazones. La educación jesuita apunta al desarrollo integral. Hoy el mundo está cambiando rápidamente. Hay muchas cosas buenas, pero al mismo tiempo hay problemas que crean divisiones basadas en la religión y la cultura. La vocación cristiana y también la misión de los jesuitas es promover la reconciliación, la justicia y la paz, contribuyendo así a la construcción de sociedades más humanas".
El p. Sosa, ha concluido con un elogio a la presencia y al camino recorrido por la pequeña comunidad católica en Nepal: "Es importante recordar que cualquier trabajo que hagamos es obra de Dios y que somos simples colaboradores en su obra. La obra de Dios no pertenece a ninguna congregación religiosa ni a nadie. Por lo tanto, debemos trabajar con todas las personas de buena voluntad que estén comprometidas y dispuestas a construir un mundo más humano y más justo". El religioso ha confirmado el compromiso de la Compañía de Jesús en Nepal para difundir el Evangelio y establecer mejores condiciones de vida para la población.
El 7 de octubre de 1983, el territorio de Nepal, hasta entonces bajo la jurisdicción de la diócesis india de Pattna, fue erigido en "Missio sui iuris", con sede en la capital Katmandú, confiándola a los jesuitas. A finales de los años ochenta, varias congregaciones religiosas, masculinas y femeninas, abrieron casas en diferentes lugares del país. El 8 de noviembre de 1996, la misión en Nepal fue elevada a Prefectura Apostólica, y el 10 de febrero de 2007 a Vicariato Apostólico, con el Padre Anthony Francis Sharma, SJ, originario de Katmandú, como primer Vicario Apostólico, quien había sido responsable desde la creación de la Missio sui iuris.
Nepal tiene 29 millones de habitantes, el 80% de los cuales son hindúes. Los cristianos son alrededor del 1.4% y de estos 8.000 son católicos.
Publicar un comentario