El jefe de la comunidad armenia en Turquía ha calificado las medidas como “valiosas” y de “fortalecimiento de las relaciones entre los países vecinos, tanto en términos de inversión como de intercambio cultural”. Para los ciudadanos turcos pertenecientes a la Iglesia armenia – ha añadido el Patriarca en declaraciones recogidas por la prensa nacional -, “también es sumamente importante que las relaciones mejoren día a día para que las dos comunidades se conozcan, trabajen juntas, hagan inversiones y, en este sentido, los grandes valores culturales se encuentren en un terreno común”.
Las relaciones entre Turquía y Armenia - atormentadas por la falta de una memoria compartida respecto a los atroces sucesos del Genocidio Armenio -, han dado un giro tras el conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán, que en 2020 volvió a devastar el Cáucaso en una nueva y sangrienta fase de la disputa histórica en torno a Nagorno Karabaj, región de mayoría armenia hoy incluida en las fronteras de Azerbaiyán. La firma del alto el fuego el 9 de noviembre de 2020, con la mediación de Rusia, supuso la clara afirmación del ejército de Bakú y puso fin a seis semanas de encarnizados combates entre las tropas azerbaiyanas y armenias enviadas desde Ereván. En él se preveía la retirada de las fuerzas militares armenias del territorio azerbaiyano, el regreso de los desplazados a sus zonas de residencia y el despliegue de tropas rusas como fuerzas de paz en Nagorno Karabaj durante los próximos cinco años. En Armenia, el final del conflicto, percibido como una derrota, desencadenó una grave crisis política. A la evolución de esa fase incierta ha seguido el proceso de normalización de las relaciones entre Armenia y Turquía, favorecido también por la presión de la Rusia de Vladimir Putin, que sigue actuando como enérgico “mediador” entre Ereván y Ankara. Las relaciones diplomáticas entre Turquía y Armenia están congeladas desde 1993, año en el que los turcos cerraron la frontera con la antigua república soviética precisamente por el conflicto armenio-azerbaiyano de Nagorno Karabaj, un conflicto que siempre ha visto al gobierno turco firmemente del lado de Azerbaiyán. Ahora, la primera reunión bilateral turco-armenia para concretar la relajación de las relaciones ha tenido lugar el 14 de enero en Moscú, en un ambiente calificado de "constructivo" por fuentes oficiales armenias. En la capital rusa, el presidente del Parlamento armenio, Ruben Rubinyan, se ha reunido con el embajador turco Serdar Kilic e intercambiado “opiniones preliminares sobre el proceso de normalización del diálogo entre Armenia y Turquía”. Las partes han acordado continuar las negociaciones sin condiciones previas. Tras la reunión de Moscú, Mevlüt Çavuşoğlu, ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, también ha reiterado que el objetivo de las negociaciones iniciadas es la "plena normalización", añadiendo que “los armenios están muy contentos por ello”. La comunidad armenia de Turquía también está interesada en la reapertura de los vuelos internacionales entre ambos países, prevista para principios de febrero.
Además de las declaraciones del Patriarca Mashalyan, el diario turco Hürriyet ha informado de las declaraciones del empresario armenio Dikran Gülmezgil, presidente del Consejo de Escuelas de la Fundación Karagözyan, quien ha afirmado que a partir de ahora Turquía “debería actuar como la hermana mayor de Armenia”, mientras que Yetvart Dantzikian, redactor jefe del diario bilingüe turco-armenio Agos, se ha mostrado optimista sobre la reapertura de la frontera entre ambos países.
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