“Desde hace unos dos meses estoy en Monassao, un pueblo del sur de la República Centroafricana, en un territorio habitado por los bayaka, comúnmente conocidos como pigmeos. Si tuviera que expresar mis primeras impresiones en pocas palabras, diría: pobreza, desorganización y música”, dice el misionero que ha iniciado, junto con su hermano el P. Michele Farina, la primera misión italiana de las SMA en el país . “La pobreza aquí es evidente, no sólo a nivel económico, sino también a nivel humano. Hay gran falta de educación, viven aislados de la ‘modernidad’, con una mentalidad nacida de milenios de nomadismo y economía de supervivencia que hace que este pueblo no se adapte a una sociedad organizada. El hábito, perpetrado durante siglos, de vivir al día les dificulta mirar a largo plazo, planificar, ahorrar, diseñar. De ahí también su desorganización, su dificultad para llevar a cabo un proyecto”.
Los misioneros se han centrado principalmente en las escuelas y en la promoción de la salud. Han animado a las familias a llevar a sus hijos a la escuela ofreciendo una comida a todos los niños al final de las clases. Ofrecen una atención básica en el dispensario de la misión, intentando transmitir la buena costumbre de vigilar la propia salud, ponerse en contacto con el dispensario antes de que la enfermedad sea demasiado grave, seguir constantemente los tratamientos prescritos, el plan de vacunación, etc. “El dispensario de Monassao es una obra importante que ofrece un servicio serio y cualificado teniendo en cuenta las normas del país”, explica el P. Camorani que, antes de entrar en el SMA, era diplomado en enfermería y había prestado servicio durante 20 años en el hospital de Faenza. La gestión de este dispensario es mi primer compromiso, sobre todo desde el punto de vista organizativo, desde la gestión del personal hasta la adquisición de medicamentos. Es un trabajo que me encanta y que ocupa buena parte de mis días”.
El p. Davide concluye: “Los Bayaka son un pueblo festivo, muy musical, les encanta cantar y lo hacen bastante bien. El pueblo donde celebré la misa en la noche de Navidad de 2021 está en medio del bosque, la iglesia es una pequeña cabaña hecha de cañas, pero la comunidad es muy alegre. La celebración fue muy concurrida y las canciones hermosas y bien preparadas. Después de la misa, nos reunimos todos alrededor del fuego para celebrarlo. La misión entre los pigmeos es hermosa y llena de estímulos; hay mucho que hacer, y son un pueblo amable y acogedor; a veces es un poco como tener niños delante pero, al fin y al cabo, ¿no son los primeros en entrar en el Reino de los Cielos?”
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