Bangui - "La situación está mejorando lentamente en el país, aunque hay cierta preocupación porque hace quince días los rebeldes entraron en Kaga-bandoro y Bossangoa, no respetando así el alto el fuego unilateral declarado por el gobierno en octubre. Estamos bastante preocupados porque no sabemos qué significa esto y si forma parte de una estrategia. En general, la situación en Bangui y otras prefecturas es tranquila, pero tras esta reanudación de las operaciones militares por parte de los rebeldes, no sabemos qué puede pasar”. Así lo informa a la Agencia Fides el padre Walter Brad Mazangue, canciller de la archidiócesis de Bangui.
“Los acontecimientos – continua - han empezado a mejorar gracias también a las reuniones que el Presidente Touadéra ha mantenido con los parlamentarios centroafricanos. En la última, hace tres semanas, el Presidente pidió a todos que volvieran a la mesa de negociaciones y trataran de abordar juntos los problemas para lograr una paz definitiva. Muchos políticos se habían retirado de la mesa de negociaciones y el Presidente, con vistas al diálogo convocado para el 21 de diciembre, está intentando trabajar para que sea más inclusivo. La reunión ha ido bien, pero la negativa de los rebeldes a sentarse en la mesa de negociaciones se mantiene. Veremos qué pasa. El representante de la Minusca y el embajador francés apoyan la reanudación del diálogo, y son un empuje favorable”.
En los últimos meses, la República Centroafricana ha recibido el apoyo de las fuerzas armadas rusas y ruandesas, así como de las milicias mercenarias rusas pertenecientes a la empresa Wagner. Estos últimos, en particular, según varios informes de organizaciones internacionales, han perpetrado violencia y abusos indiscriminados contra la población civil. La campaña que permitió al gobierno reconquistar rápidamente los territorios ocupados por los rebeldes plantea dudas sobre el papel y la labor de los agentes externos.
El Canciller explica: “Sí, es cierto, hay informes de abusos por parte de milicianos rusos y es uno de los muchos efectos secundarios trágicos y desastrosos de un conflicto. Las principales víctimas son siempre civiles. A veces los rebeldes, en algunas zonas, se han mezclado con la población civil y se han convertido en protagonistas de horrendas masacres. Recordemos lo que ocurrió en Bambari en octubre, donde 30 personas murieron en un solo ataque, sólo por un acto demostrativo”.
La Iglesia y los líderes religiosos siempre han estado en primera línea para promover la reconciliación nacional y garantizar la ayuda a las poblaciones civiles atacadas: “La acción y la voz del cardenal Dieudonné Nzapalainga y la plataforma de las confesiones religiosas -continúa el padre Walter Brad Mazangue- están ayudando mucho a la situación. Ha habido conferencias, cartas pastorales e intervenciones públicas. Los obispos también se reunieron recientemente con el Presidente y discutieron con él todos los caminos que hay que tomar para la paz, y los métodos para convencer a los políticos, y especialmente a los rebeldes, de que vuelvan a entrar en el proceso de diálogo. A través de exhortaciones, mensajes, homilías y testimonios, intentamos ayudar a la población a entrar en una mentalidad de paz y a construir una cultura y una sociedad impregnadas de un espíritu de paz y reconciliación en la vida cotidiana”.
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