ÁFRICA/MALI - La misión de presencia y acompañamiento de las Pianzolinas en las afueras de Bamako

Badalabougou - “La pandemia Covid-19 está frenando todas nuestras actividades. Hemos sufrido el cierre de iglesias y el cese de diversas actividades. Este período de descanso forzoso ha sido largo”, escriben a la Agencia Fides la hna. Benoîte y la hna. Martine, Misioneras Reinas de la Paz que trabajan en la parroquia de Sainte Monique de Badalabougou en el distrito de Kalaban-Coro, en las afueras de Bamako.
“La nuestra es ante todo una misión de presencia y acompañamiento en general y en particular a los distintos movimientos de la comunidad. Hacemos catequesis, seguimos el Coro, la Legión de María, el grupo de Siervos de la Misa llamado 'Samuel', los Amigos de Kizito. Fuera de la comunidad, también realizamos actividades en un albergue para madres jóvenes en dificultad. Les enseñamos a cocinar e impartimos cursos de alfabetización para mujeres en la cárcel de Bolé. Hay más de 100 con 20 menores y, también con ellzs, intentamos hacer pequeños trabajos para darles la oportunidad de ganar algo”.
“Desafortunadamente, este año estamos viviendo un año especial, marcado por la crisis de salud - dicen las misioneras. En marzo, escuchamos el anuncio del primer caso de Covid-19. De repente se interrumpieron todas las actividades, incluida la misa. Al principio teníamos miedo, pero luego nos dijimos por qué no cuidar de nosotras mismas en este momento. No salimos en todo el día y fortalecimos nuestra relación fraternal. El primer apostolado es en comunidad y como la actividad exterior avanza lentamente, realizamos nuestras principales actividades en comunidad”.
La hna. Benite y la hna. Martine explican a la Agencia Fides que en este momento algunas de las actividades están paralizadas pero, de forma contenida y siguiendo las reglas higiénicas del distanciamiento, la catequesis, los coros, la formación de monaguillos y los Amigos de Kizito continúan.
“Este año iniciamos el curso de alfabetización de francés para mujeres en la comunidad de San Juan XXIII de N'golobougou. Para responder al llamamiento del gobierno de Malí: , hacemos mascarillas lavables para los fieles de nuestras diferentes comunidades.
Aquí la comunidad católica sufre las medidas de contención ya que otras religiones no se toman estas medidas tan en serio. Algunos fieles se han rebelado y ya no vienen a las celebraciones. Aquellos que continúan asistiendo se protegen solo para entrar a la iglesia. El verdadero desafío es cómo hacerles entender que deben protegerse en todas partes por su propia salud y la de los demás. Para una buena reanudación de las actividades, comenzamos sensibilizando a los fieles que hasta ahora no creían en la existencia de este virus”.
Las religiosas desarrollan su actividad pastoral en tres comunidades de base de la parroquia, concretamente las de Cristo Rey de Kalaban-Coro, Notre Dame du Rosaire Kabala y la de San Juan XXIII de N'golobougou donde está naciendo una nueva comunidad en un pueblo llamado Kourale. Las hermanas del instituto religioso SMIRP también se conocen como Pianzolinas
“Con nuestra actividad pastoral intentamos dar una presencia concreta en las cuatro comunidades cristianas en las que estamos presentes. Trabajamos junto con los laicos que nos enseñan la verdadera disponibilidad para su comunidad”, agrega la hermana Elisa Azzalin desde hace 30 años en una misión en Kalabancoro.



Agenzia Fides
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