Erbil - La comunidad cristiana que acogerá al Papa Francisco en su viaje a Irak “es pobre, pequeña, sin poder político, pero se tarta de una Iglesia viva, custodiada en la fe en el Señor Jesús, fecundada por aquellos que han atravesado las persecuciones. No esperamos la visita del Papa como un pretexto para recibir compasión: la esperamos como signo de que el Papa y la Iglesia universal nos aman, y que aquí también tenemos un futuro”. Así describe a la Agencia Fides el arzobispo Nathanael Nizar Samaan, jefe de la diócesis sirio-católica de Hadiab, en el Kurdistán iraquí, las expectativas y el fervor con que los iraquíes bautizados esperan la llegada del obispo de Roma, durante la visita apostólica programada de 5 al 8 de marzo.
Las palabras del arzobispo, natural de Qaraqosh, no están teñidas de quejas o recriminaciones, sino que brillan de fe, esperanza y caridad. “Los cristianos iraquíes - asegura Nizar Samaan, que regresó a Irak en 2019 después de largos años de servicio pastoral entre las comunidades católicas sirias en Europa - no tenemos ninguna 'agenda' nuestra que promover aprovechando la visita papal. Cuando ves que el Papa mismo viene a visitarnos, es una señal inequívoca de que no estamos solos, de que la Iglesia nos ama, y eso nos basta. Para nosotros es un regalo precioso seguir adelante en nuestro camino y llevar a cabo la misión a la que estamos llamados en estas tierras.
Pero también para los demás, para el mundo entero, será bueno poder redescubrir a través de la 'lente' de la visita papal que aquí hay comunidades vivas, que están llenas de deseo de quedarse aquí para el futuro, sin aislarse y vivir en fraternidad con iraquíes de otras religiones, a pesar de la pobreza, el reducido número de los que somos, el sufrimiento y los muchos problemas cotidianos”.
En el programa del viaje, el arzobispo Nathanael participará principalmente en la organización de la liturgia eucarística que el Papa Francisco presidirá el domingo 7 de marzo en el estadio de Erbil. “Será el único acto multitudinario en el programa de la visita papal -explica el arzobispo a la Agencia Fides-, porque en todas las demás citas del programa, incluso en Bagdad y Qaraqosh, el acceso será limitado. En el estadio Franso Hariri de Erbil, al menos 10 mil personas participarán en la misa. El estadio podría contener 30 mil, pero lamentablemente la pandemia de Covid-19 en Erbil también ha obligado a limitar el acceso. Al menos la mitad de los presentes procederá de lugares del Kurdistán iraquí como Sulaimanyya, Dohuk y Ankawa, el suburbio de Erbil donde también hay muchas personas desplazadas de Mosul y la llanura de Nínive. El resto de las entradas las hemos repartido entre las diócesis de todo el país. La liturgia se celebrará en rito latino, y se intercalará con cantos en árabe y arameo”.
La preparación de la visita papal - subraya el arzobispo siro católico – ha sido una ocasión para una intensa colaboración interitual y ecuménica entre las distintas comunidades cristianas: “Preparando juntos los distintos momentos de la visita papal”, explica a la Agencia Fides Nathanael Nizar Samaan “también hemos experimentado la comunión entre nosotros. Hemos dejado de lado los cierres y los sectarismos, dando fe a todos que como cristianos iraquíes compartimos la misma misión de proclamar el Evangelio de Cristo en nuestras tierras. La apertura a nuestros hermanos musulmanes también ha florecido de esta comunión, los cuales también esperan al Papa Francisco con alegría. Ellos también quieren decirle al Papa Francisco: 'eres bienvenido', y acogerle como a un hermano”.
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