Yangon - Bhamo Sayadaw Bhaddanta Kumara, el monje que representa a la cúspide de la comunidad budista birmana ha pedido oficialmente un diálogo entre las partes para detener la caótica situación en la que se encuentra el país, desde que el 1 de febrero una junta militar tomó el poder en Myanmar. Ma Ha Na, el acrónimo con el que se conoce a los monjes de alto rango en Myanmar, ha lanzado públicamente una vez más una propuesta de negociación . Al recibir el miércoles al presidente y a los miembros del Consejo Administrativo de la región de Mandalay en la Buddhism University de Mandalay –como ha referido la prensa local-, Ma Ha Na Bhamo Sayadaw instó a las partes “a no guardarse rencor, buscando la destrucción mutua”, sino a tener amor y empatía para negociar una resolución de la crisis actual lo antes posible. “Esto - dijo - en consideración a la dignidad de Myanmar y del Tatmadaw y por el bienestar de los ciudadanos, para que Myanmar pueda emerger en el escenario mundial”. Según el monje, la situación actual exige negociaciones inmediatas entre todas las autoridades y responsables, porque de lo contrario, Myanmar “corre el riesgo de desaparecer del mapa de la tierra” ya que la responsabilidad de cualquier tipo de violencia, incluidos los incendios provocados, el envenenamiento y el uso de productos químicos, recaerá en última instancia en quienes gobiernan el país.
Antes del golpe del 29 de enero, Bhamo Sayadaw ya había presentado una solicitud, firmada por 10 monjes de alto rango, instando a las partes a resolver la cuestión de la votación del 8 de noviembre de manera pacífica y en en línea con la ley. Posteriormente, pocos días después del golpe, se envió una nueva solicitud al Consejo Administrativo del Estado pidiendo que se realizaran conversaciones con los líderes del gobierno derrocado. Tal solicitud fue reiterada el 10 de febrero por tres monjes ancianos al general a cargo del CAS, Min Aung Hlaing.
Mientras tanto, ayer, día 14 de protesta, las plazas estaban un poco menos llenas que en los días anteriores, pero se tarta solo una alternancia de momentos que ponen en dificultad a la policía y al ejército. Se han reportado episodios esporádicos de violencia y continúan aumentando las detenciones, ahora incluso de trabajadores simples que han abrazado la desobediencia civil pacífica. El país está paralizado, los bancos están cerrados y las reservas en divisas se están agotando. Los huelguistas se esconden para no ser arrestados mientras los que pueden invierten dinero en un fondo para apoyar a las familias que se unen al movimiento de protesta ahora generalizado en todo el país y en todos los sectores, desde la manufactura hasta la salud, desde la burocracia hasta el transporte.
Ayer 19 de febrero también se tuvo noticia de la muerte definitiva de la joven estudiante de Mandalay Ma Mya Thwet Thwet Khine, que recibió un disparo en la cabeza durante las manifestaciones recientes en la segunda ciudad del país y en coma irreversible desde entonces. Mientras tanto, si bien el Ministerio de Relaciones Exteriores de Singapur también se ha pronunciado, tanto Canadá como Reino Unido se sumaron ayer a las sanciones decididas por Washington. Congelando los activos de los vértices del Tatmadaw.
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