Bkerké - Desde la antigüedad, la práctica del ayuno ha servido para “expresar arrepentimiento” e invocar “la misericordia divina en tiempos marcados por tribulaciones como enfermedades, epidemias, injusticias, persecuciones y guerras”. Las circunstancias del presente, tan severamente marcadas por los efectos de la pandemia, “nos empujan a todos a expiar nuestros pecados y los males del mundo, y a pedir a Dios que tenga misericordia de nosotros y de toda la humanidad, diciendo: 'Ven pronto, o Señor, en nuestra ayuda'”. Esta es la invitación dirigida por el Patriarca maronita Bechara Boutros Rai a todos los bautizados de la Iglesia maronita, en la carta-memorándum recién publicada para volver a proponer las prácticas penitenciales que se observan en el tiempo de Cuaresma.
En la cadencia de los tiempos litúrgicos seguidos por la Iglesia Maronita, el “Gran Ayuno” comienza este año el 15 de febrero, Lunes de Ceniza. “Los pecados” dice el mensaje patriarcal “se han multiplicado en el mundo sin ningún arrepentimiento. El mal se está extendiendo, al igual que la pandemia de Covid-19, que se extiende por todo el mundo”, provocando la muerte de un número impresionante de personas en todo el planeta.
En su mensaje, el Patriarca Bechara Rai recuerda los hechos narrados en la Biblia, en los que la práctica penitencial del ayuno está siempre ligada a experiencias de liberación del yugo de opresión, peligros o heridas que hacen sufrir al pueblo. El ayuno - añade el cardenal libanés – “no tiene en sí mismo un valor mágico”, y llega al corazón de Dios sólo si es expresión de una fe sincera y va acompañado de una oración sincera y de caridad hacia los necesitados. “Con la limosna”, dice el texto patriarcal, “restauramos la relación con nuestros hermanos y hermanas más necesitados, devolviéndoles lo que les corresponde, porque 'los bienes de la tierra los prepara Dios para todos los hombres'”. Con la oración reconocemos nuestras miserias, invocamos de Dios “su perdón y su misericordia” y le pedimos que, con su gracia, “apoye nuestras buenas intenciones”. La costumbre eclesial -añade el Patriarca maronita- prevé que con lo que ahorramos ayunando ayudemos a nuestros hermanos y hermanas en sus necesidades”. En este sentido, el Patriarca agradece a “todos aquellos que toman iniciativas individuales o colectivas, los que participan en las campañas impulsadas por Caritas-Líbano, Cruz Roja y otras organizaciones y asociaciones benéficas, y también por parroquias y fundaciones”. Entre las indicaciones prácticas sugeridas, el Patriarca también recuerda la práctica de abstenerse de comer desde la medianoche hasta el mediodía en todos los días de Cuaresma, a excepción de los sábados, domingos y otros días de fiesta solemne, como la Anunciación del Señor y la fiesta de San José . “Le pedimos a Dios, por intercesión de nuestra Madre, la Virgen María” escribe el Patriarca maronita al final de su carta “que acepte nuestro ayuno y sane a los afectados por la pandemia de Covid-19, acabando con esta pandemia con la fuerza de su resurrección y la abundancia de su misericordia”.
.
Publicar un comentario