San José – “Es evidente que la fe católica de nuestro pueblo ha sido un factor fundamental en la construcción de la identidad y de la idiosincrasia que nos define en el mundo, como una nación que lucha por la paz, la democracia, la justicia social, el ambiente y el respeto a los derechos humanos”: dijo el alcalde de San José, Johnny Araya, en un acto realizado en el lugar donde se ubicó la primera ermita de San José, como parte de un rico programa para la celebración del centenario de la creación de la primera Provincia Eclesiástica de Iglesia Católica, en Costa Rica.
“Este año será el momento de renovar como Iglesia nuestro compromiso de caminar con la historia de nuestro pueblo, para ayudarnos a todos a caminar por el verdadero camino que es Cristo”, dijo Mons. Javier Román Arias, Obispo de Limón, en su homilía con motivo de la inauguración de las celebraciones del Centenario de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, el 13 de febrero en la Catedral de Limón.
Mons. Román Arias ha destacado que "mirar la historia dando gracias a Dios" también debe animarnos a "mirar hacia el futuro, confiando en su poder y misericordia". En un recorrido por los cien años de la creación de la Provincia Eclesiástica, el prelado destacó la certeza "de que el Evangelio del que la Iglesia es portadora no ha dejado de poseer la luz y la fuerza necesarias para seguir haciendo visible, con palabras y gestos, la obra salvadora que vino a hacer Jesús ".
La Bula del Papa Benedicto XV, firmada el 16 de febrero de 1921, erigió la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, con la Arquidiócesis de San José, que ya existía como diócesis desde 1850 e incluía a toda Costa Rica, y la creación de la diócesis. de Alajuela y el Vicariato apostólico de Limón. La historia de la Iglesia en Costa Rica continuó más tarde con la creación de nuevas diócesis y parroquias hasta el día de hoy.
Tras el crecimiento demográfico que tuvo Costa Rica durante los primeros veinte años del siglo XX, y la creación en ese mismo período de otras Provincias Eclesiásticas en El Salvador, Nicaragua, Honduras y Panamá, Centroamérica retomó en ese momento, la fuerza evangelizadora que los primeros misioneros tenían cuando comenzaron sus misiones en América del Sur.
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