Hasta ahora se han confirmado siete casos positivos, con tres muertes, dicen las autoridades sanitarias locales.
Guinea fue uno de los países de África Occidental afectados por la epidemia de ébola que duró tres años, de 2013 a 2016, y que causó 11.300 víctimas de la enfermedad en toda la región.
Una de las últimas víctimas ha sido una enfermera que desarrolló síntomas a finales de enero y fue enterrada el 1 de febrero, ha declarado a los medios de comunicación locales Keita, el jefe de la agencia sanitaria local, según el cual “algunas personas que participaron en el funeral, han comenzado a tener síntomas de diarrea, vómitos, sangrado y fiebre unos días después”. La región afectada es la de Nzerekore en el sureste.
La Organización Mundial de la Salud considera cada brote de ébola desde 2016 con extrema urgencia y preocupación: en particular, que en la República Democrática del Congo se trata como una emergencia sanitaria mundial.
La República Democrática del Congo se ha enfrentado a muchos brotes de ébola y, tres meses después de que las autoridades declararan el fin de la última epidemia del país, la OMS confirmó la reanudación de la infección.
En noviembre del año pasado, las autoridades dijeron que el brote de seis meses había terminado. Fue el undécimo brote notificado por la República Democrática del Congo en total, con 55 muertes por cada 130 casos notificados.
El uso generalizado de vacunas, administrado a más de 40.000 personas, ha ayudado a prevenir nuevos brotes.
El brote de 2013-2016 estimuló el desarrollo de una vacuna contra el ébola, con una reserva de emergencia internacional de 500.000 dosis planificada para responder rápidamente a futuros brotes, según lo declarado por la alianza de vacunas GAVI en enero.
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