Roma - “El incendio del campo de refugiados de Moria, en Lesbos, confirma una vez más que los estados de toda Europa no pueden estar ciegos ante una crisis provocada por dar la espalda a quienes piden ayuda. No podemos ser sordos a las personas que viven más allá del límite de la supervivencia. La situación de los migrantes de Moria es una 'no vida' porque se encuentran en condiciones inhumanas, como si estuvieran 'detenidos' por el crimen de la esperanza”, así lo afirma en una nota enviada a la Agencia Fides, Sor Neusa de Fatima Mariano, superiora general de las Misioneras Scalabrinianas, una congregación que está involucrada en la asistencia a los migrantes desde su fundación. “Nos sumamos por enésima vez a los múltiples llamamientos del Papa Francisco para encontrar una solución cristiana, capaz de dar a los muchos refugiados, rostros de Cristo, la posibilidad de vivir verdaderamente en un mundo justo y equitativo, que les permita sentirse seguros", concluye la hermana Neusa.
El incendio estalló la noche del 8 de septiembre en varios puntos de la estructura, que en ese momento albergaba a más de 12.000 solicitantes de asilo y es la más grande de Europa. Después de 24 horas, un nuevo incendio devastó la parte del campo de refugiados que se había salvado, lo que provocó aún más el pánico en las familias, que se vieron obligadas a huir a un lugar seguro mientras sus tiendas ardían. Las Hermanas Scalabrinianas están comprometidas con la misión en Lesbos , donde en colaboración con la Comunidad de San Egidio, desde finales de julio brindan asistencia a los refugiados que llegan a la isla griega.
Tras el incendio, la Comunidad de San Egidio también lanzó un llamamiento a todos los países de la Unión Europea para que acojan urgentemente a los refugiados que han perdido todo. “Se trata de solicitantes de asilo que desde hace meses, algunos desde años, viven en condiciones de extrema precariedad, después de haber realizado largos y muy arriesgados viajes para escapar de guerras o situaciones insostenibles, en su mayoría desde Afganistán - subraya la nota enviada a Fides -. Se trata sobre todo de familias, por una cifra total de alrededor de 13.000, con un porcentaje de menores del 40 por ciento. Si Europa todavía está a la altura de su tradición de civilización y humanidad, debe asumirla con un acto de responsabilidad colectiva”.
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